Las cámaras de seguridad municipal captaron el momento exacto del ataque. Los pasajeros huyeron despavoridos mientras el agresor disparaba desde una motocicleta. Transportistas denuncian que el estado de emergencia no frena las extorsiones ni la violencia criminal.
José Jhonny Esqueche, conocido como ‘Brujito’, fue asesinado a balazos el martes 28 de octubre en la avenida Néstor Gambetta. Un sicario en motocicleta se acercó por el lado izquierdo de la combi y disparó sin mediar palabra. El sistema de videovigilancia de la Municipalidad del Callao registró el crimen. Los pasajeros intentaron bajar desesperadamente mientras continuaban los disparos. El hecho desató una protesta de transportistas que suspendieron el servicio en la zona.
Un ataque directo frente a pasajeros
Esqueche conducía su combi con pasajeros a bordo cuando ocurrió el ataque. El sicario abrió fuego sin importarle la presencia de usuarios. Las imágenes muestran a personas desesperadas intentando salvar sus vidas. «El ataque fue directo. La intención era matarlo. Ni siquiera les importó la presencia de pasajeros», señaló un trabajador testigo del hecho.
La Municipalidad del Callao cuenta con 740 cámaras de seguridad. Estas serán clave para identificar al asesino y su ruta de escape. Sin embargo, los transportistas aseguran que las cámaras no han frenado las extorsiones diarias. Tampoco han detenido las amenazas que reciben para poder operar.
Dolor y rabia en el velorio
El velorio de ‘Brujito’ reunió a familiares, amigos y colegas en medio de tristeza e impotencia. Los asistentes recordaron a Esqueche como un hombre solidario. «Cuando alguien se quedaba varado, él ayudaba sin dudar y siempre estaba dispuesto a apoyar», relató un transportista.
Un familiar añadió: «Era el alma de la fiesta, siempre positivo y animando a la familia». La indignación creció durante la ceremonia. Varios compañeros denunciaron que el estado de emergencia vigente en la provincia constitucional no ha servido para frenar la violencia.
Extorsión sin respuesta del Estado
Los transportistas son enfáticos al señalar la ineficacia de las medidas gubernamentales. «El estado de emergencia parece un chiste. Patrullan y luego se van, pero cuando pasa algo, no están», expresó un conductor. Los trabajadores pagan al menos cinco soles diarios por unidad para evitar represalias.
Pese a haber presentado denuncias, no han recibido protección policial. Tampoco hay monitoreo real por parte de las autoridades. Las organizaciones criminales siguen extorsionando al sector sin consecuencias. La muerte de Esqueche es un recordatorio brutal de que las cámaras y el estado de emergencia son insuficientes frente a la violencia organizada.



