Afirma jefa del Centro de Salud Madre Teresa de Calcuta de la DIRIS Lima Este en el Día de la Medicina Peruana
“Un día llegó al consultorio una señora con su hijo de 9 años, todo delgadito, que había sido atendido en una institución de salud que no pertenece al MINSA. Ordené que le hagan un análisis de glucosa. Tenía trescientos y pico de azúcar en la sangre. Con el diagnóstico, la señora regresó con el niño al establecimiento inicial y, después de lograr que lo pongan en tratamiento, volvió a mi oficina muy agradecida. ‘Yo y mi esposo queremos llevarla a comer pollo a la brasa, doctora’, me dijo. ‘No, mamita, el mejor regalo para mí es que tu niño ya sonríe y está mejor’, respondí”.
Esta es solo una de las historias de la Dra. Ada Mariel Rosales Huayta (69), médica cirujana, jefa del Centro de Salud Madre Teresa de Calcuta de la RIS Santa Anita-El Agustino, quien durante sus 37 años de trabajo en el primer nivel de atención suma muchos ejemplos reveladores de su vocación y empatía con sus pacientes que le han valido ser una de las profesionales más respetadas de la Dirección de Redes Integradas (DIRIS) Lima Este del Ministerio de Salud, que lidera el Dr. Jorge Ramírez Castillo.
Al llegar a su oficina, los pacientes, en su mayoría mujeres, que aguardan por ella, se levantan de sus asientos y la aplauden. “Es como nuestra mamá”, dicen Nelly y Adela, ambas adultas mayores. Y la doctora Rosales contesta complacida: “Estoy acá con mis hijas”. No nos equivocamos: estamos ante una cirujana que honra con creces el Día de la Medicina Peruana.
“Para ser médico el requisito fundamental es la vocación de servicio, el deseo inquebrantable de cuidar a los demás; es decir, estar con los pacientes y atender sus dolencias a cualquier hora. Y la empatía implica escucharlos porque a veces también traen problemas familiares. ‘Esto va a pasar, esto no es para siempre’, les digo y, entonces, se van con su receta y con más ganas de vivir», señala.
Graduada en 1986 en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, entiende que sanar males o amenguar el dolor es casi un don especial y le reconforta cuando una persona sigue el tratamiento indicado y se cura, pero si se presenta una dificultad ella no tiene problemas en que la llamen a su teléfono personal y le cuenten qué está pasando.
LA MEDICINA NO ES PARA HACER DINERO. Es más, la doctora Ada Mariel Rosales Huayta siente que los médicos son como la mano de Dios que se extiende para ayudar a curar enfermedades y le ha tocado toparse con pacientes deprimidos por su sintomatología. “Yo me acerco y les doy un abrazo, les pido que sean positivos, además de que soy creyente”.

Eso sí, pide poner en valor el Juramento Hipocrático porque establece principios éticos y morales para la conducta médica frente a la vida del paciente, sin embargo, la proliferación en demasía de médicos (“en mi tiempo solo había San Marcos, Cayetano y Villareal) hace que, en ocasiones, se mire de reojo este sagrado compromiso de la profesión.
La doctora Rosales, madre de dos hijos médicos, José Arturo, psiquiatra y José Adrián, médico general, se siente realizada luego de tantos años sanando vidas en el primer nivel de atención del Ministerio de Salud a través de la DIRIS Lima Este. “Para mí ha sido una gran experiencia porque aquí vemos la parte preventiva, aunque también vienen pacientes para la atención curativa, con diagnostico como faringitis, amigdalitis, dermatitis, entre otras. Se está viendo bastantes casos de cáncer de colon, cáncer de próstata y si es que se detectan precozmente, tienen curación”.
Le preguntamos: ¿Qué le diría a los estudiantes de medicina? “Que la medicina no es para hacer dinero, es una profesión de servicio antes que todo” y, en esa línea, a propósito del Día de la Medicina Peruana, pide rendir tributo al “gran doctor” Daniel Alcides Carrión y repetir su ejemplo y su mística.
Precisamente, en ese afán por dejar huella como profesional de la salud, hace 12 años, en 2013, fundó el Club del Adulto Mayor Madre Teresa de Calcuta que hoy lo integran 180 pacientes, el 80% con enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes, y siempre los reúne para hacerles un seguimiento a los parámetros de su salud. Médicos como ella necesita el Perú.