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Jorge Verástegui Castillo “Canito”: Un maestro de la fotografía con más de cuatro décadas en el momento preciso de la noticia

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El junior último expuso su obra en el Parque Central de Miraflores “Sabios en el camino de la vida” de Pensión 65 que llama a la reflexión sobre el respeto a los adultos mayores

Artista gráfico. El talentoso fotógrafo Jorge Luis Verástegui Castillo, pasa una larga vida retratando e inmortalizando los mejores momentos, conocido en el ámbito mediático como “Canito”, es uno de los reporteros gráficos que ha sido testigo de innumerables acontecimientos históricos del país.
“Canito” formó parte de diversos periódicos de alcance nacional. Ha trabajado en distintos diarios y revistas del medio, en todas las áreas (política, deportes, policiales, etc.), y cubierto comisiones periodísticas en todo el territorio nacional y en el extranjero, visitando países de toda Sudamérica, Centroamérica y México.
Jorge Verastegui, Inició su carrera como fotógrafo en el año 1971 en el diario El Comercio, donde se convirtió en el reportero gráfico más joven dentro de una generación de veteranos y experimentados hombres del lente. Se ha desempeñado como Jefe de Fotografía en distintos medios de prensa e igualmente ha laborado en entidades públicas y como fotógrafo de ministros de Estado.


Desde hace nueve años es el fotógrafo oficial del Programa Pensión 65, donde fue convocado, primero, para hacer una exposición fotográfica sobre las historias de los beneficiarios y un aspecto novedoso que se denominó: ‘Saberes Productivos’. Con su cámara Canon ha fotografiado a cientos de adultos mayores a lo largo y ancho del país, reuniendo un valioso material de registro.

Sabios en el camino de la vida
El mes pasado presentó en el Parque Central de Miraflores, la exposición “Sabios en el camino de la vida”, con la finalidad de promover los derechos de los adultos mayores, fomentar su cuidado, y de esta manera, disminuir los disminuir los casos de abandono, una de las formas de violencia más comunes que se registra.
A través de 31 imágenes que transmiten y generan emociones, el programa Pensión 65 del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), que realizó con motivo del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez que se recuerda el 15 de junio de cada año, fecha oficial de la ONU a fin de concienciar y denunciar el maltrato, abuso y sufrimientos que afectan a la población adulta mayor.
La muestra difundió semblanzas de Eleodoro Elescano, un talentoso danzante de Jauja, Junín; Cipriana Solís, apurimeña que deleita con su sabrosa chicha blanca; y Rosalbina Valerio, la protectora de la lengua originaria jaqaru, en el distrito de Tupe, sierra de Lima, quienes transmiten sus saberes a las nuevas generaciones de sus localidades, como reales difusores de nuestra identidad cultural.


También estará la sorprendente biografía de Marcelino Abad, más conocido como “Mashico”, quien que se ha convertido en el peruano más longevo con 124 años, un ermitaño hasta el año 2019 cuando un promotor de Pensión 65 lo descubrió en una hacienda abandonada de un caserío en Huánuco. Él, ahora postulará a los récord Guinness como el hombre más longevo del mundo.
En el juego de la Vida
“Canito” también formó parte del movimiento cultural Hora Zero, grupo literario que acompañó en interminables tertulias, que le han dejado profundas huellas marcadas en el alma y el corazón.Donde estuvieron los destacados Enrique Verástegui, Jorge Pimentel, Eloy Jáuregui, Tulio Mora, Miguel Burga, Róger Santiváñez, Maynor Freyre y Ricardo Paredes, entre otros, además de artistas como Carlos Ostolaza, Oswaldo Higuchi, “Cholín” Escalante y algunos más que se convirtieron en amigos de ruta. Por tal motivo pronto tendremos un libro de colección con el registro gráfico de Jorge Verástegui… para la historia.
Luego de varios años de preparación, el libro “Hora Zero, en el juego de la vida”, que nos muestra una recopilación gráfica del experimentado fotoperiodista, Jorge Verástegui Castillo “Canito”. Varias décadas de tertulias de destacados hombres de prensa, letras y poetas.Varias décadas de tertulias de amigos poetas y escritores reunidas en una sola obra que registra para la historia ese movimiento intelectual surgido en los años 70 que hoy recuerda el escritor, periodista y profesor universitario, Eloy Jáuregui.
Verástegui, quien logró convertirse en un maestro de la fotografía tras más de cuatro décadas como reportero gráfico en diversos periódicos de alcance nacional, cuenta en este magnífico volumen que primero conoció al consagrado Eloy Jáuregui, a quien como él, disfrutaba escuchar la salsa de los setenta, al punto que solían encontrarse en diferentes “salsódromos” de la ciudad.


“Nos reuníamos en el bar Queirolo de Quilca. No olvido que esas reuniones eran de eternas conversaciones y para escuchar los poemas recién escritos por los miembros del grupo. A veces, se sumaba el actor y maestro Hudson Valdivia, quien interpretaba a Vallejo como nadie lo supo hacer. Hoy puedo asegurar que durante mis años de fotógrafo conocí gente de toda profesión. Ellos fueron, sin duda, los que me enseñaron a transitar por la calle, y a cómo sobrevivir en ella”, relata.
“No puedo dejar de mencionar a los periodistas con los que trabajé durante mis cuarenta años de fotógrafo: Luis Miró Quesada, Lucho Garro, Roberto Almandoz, Guillermo Thorndike, Pablo Truel, Francisco Landa, Carlos Castro, José Olaya, Lorenzo Villanueva, Roberto Salinas, y la lista sigue. En este largo camino, he laborado en importantes diarios nacionales. Por mi labor, he viajado por todo el Perú; he sido enviado especial a Argentina, Chile, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Brasil, Costa Rica y México”, cuenta con emocionada añoranza.
Homenaje al Maestro
“Tengo un libro homenaje a mi maestro, Carlos Chino Domínguez, en el que presento las fotografías que le tomé durante los últimos años de su existencia, pese a que no le gustaba ser retratado. Es un libro en el que pretendo mostrar mi profundo cariño al maestro, quien no solo me enseñó a correr por la vida sino también a amar al Perú, a pesar de su desgarro”, nos comenta con una emoción rozagante envidiable.