Noviembre y diciembre traen consigo uno de los picos más altos de liquidez para los trabajadores peruanos. Entre la gratificación, el retiro voluntario de la CTS y los desembolsos extraordinarios de AFP para quienes califican, muchos hogares recibirán un monto equivalente a entre 1 y 3 sueldos completos. Pero la gran pregunta es: ¿qué harán los peruanos con este dinero?
Una encuesta de Bumeran revela que el 31 % utiliza su gratificación para pagar deudas, el 22 % opta por el ahorro y solo el 15 % la destina a inversiones o desarrollo personal. Este resultado muestra que gran parte del ingreso extraordinario se orienta al gasto inmediato o a cubrir obligaciones, reflejando un potencial desaprovechado para construir estabilidad financiera de largo plazo.
Además, se advierte un comportamiento recurrente cerca al fin de año: muchos trabajadores incrementan su nivel de gasto apenas saben que recibirán “extra cash”, generando consumos anticipados con la confianza de que “luego lo pagarán”. Este patrón, conocido como “efecto ingreso esperado”, puede llevar a desbalances en los próximos meses si no se administra con prudencia.
Para Antonio Vélez, Gerente de Administración y Finanzas del Grupo Crosland, este dinero adicional debería verse como una herramienta para ordenar y fortalecer la economía personal y no únicamente como un ingreso eventual. “Lo ideal es distribuirlo en tres frentes: reducir deudas, mantener un fondo de liquidez y planificar consumos que generen bienestar, sin comprometer las obligaciones del próximo año”, señala
Tres tendencias sobre el uso del dinero extra
- Pago de deudas como principal destino: El pago de deudas sigue siendo la prioridad para la mayoría. En un país donde el 30 % de las compras con tarjeta de crédito se hace sin financiamiento y el 70 % a través de cuotas, lo que implica asumir tasas de interés (Intercorp Financial Services – IFS), utilizar la gratificación para amortizar capital es una decisión estratégica.
Sin embargo, Vélez advierte que concentrar el gasto solo en este punto puede limitar el crecimiento financiero a futuro. - Ahorro para enfrentar el inicio del 2026: En un contexto donde enero y febrero suelen traer gastos adicionales —matrículas, seguros, impuestos y mantenimiento de vehículos—, esta decisión puede marcar la diferencia. “Es recomendable asegurar un fondo de emergencia equivalente al menos a un sueldo para quienes tienen alta carga de gastos fijos”, subraya el ejecutivo.
- Inversiones aún poco exploradas: Solo el 15 % destina su gratificación a inversiones o formación profesional. Para Vélez, esta cifra evidencia un espacio importante para desarrollar educación financiera. “Las inversiones pequeñas, planificadas y de bajo riesgo pueden generar retornos interesantes y ayudar a disminuir la dependencia del crédito”, destaca.
Recomendaciones para administrar el ingreso extraordinario
Asignar el 40 % al pago de deudas de mayor interés para reducir costos financieros.
Construir o reforzar un fondo de emergencia, idealmente equivalente a tres meses de gastos fijos.
Destinar al menos el 20 % al ahorro o inversión de bajo riesgo, como fondos mutuos conservadores o depósitos a plazo.
Planificar los gastos navideños con un presupuesto cerrado para evitar desbalances en enero.
Revisar seguros, mantenimientos y pagos anuales, que suelen concentrarse en los primeros meses del año.
“El dinero extra no debe verse como un bono de consumo, sino como un aliado para empezar el 2026 con estabilidad. Cuando existe planificación, el impacto de la gratificación, CTS o AFP es mucho mayor. Lo importante es evitar decisiones emocionales y entender que estos meses son un puente hacia las responsabilidades del siguiente año”, concluye Vélez.



