Dos ataques armados evidencian la persistencia de la violencia pese a las medidas gubernamentales contra la inseguridad ciudadana
Al menos siete personas resultaron heridas en dos balaceras registradas en el Callao durante las primeras horas del estado de emergencia que el Gobierno decretó para combatir la inseguridad ciudadana. Los hechos violentos exponen la brecha entre las medidas anunciadas y la realidad que enfrentan los vecinos en las calles.
Tiroteo deja seis heridos en urbanización Constanzo
El primer incidente ocurrió en el cruce de los pasajes Arévalo y G, en la urbanización Constanzo. Un enfrentamiento a balazos dejó a seis personas heridas, quienes fueron trasladadas de emergencia al Hospital Nacional Daniel Alcides Carrión. Los heridos permanecen internados con pronóstico reservado.
Las autoridades aún investigan las causas del tiroteo. El hecho ocurrió en una zona urbana consolidada, lo que aumenta la preocupación de los residentes sobre la capacidad del Estado para garantizar su seguridad. La violencia armada se registró precisamente cuando las nuevas medidas gubernamentales debían comenzar a mostrar efectividad.
Ataque armado en Ventanilla deja un herido
Posteriormente, otro ataque armado se produjo en el asentamiento humano José María Arguedas, ubicado en la zona de Pachacútec, distrito de Ventanilla. Un hombre resultó herido a pocos metros de una iglesia evangélica, en un incidente que refleja cómo la violencia no respeta espacios comunitarios ni religiosos.
Fuentes policiales confirmaron la detención de un sospechoso vinculado al ataque. La Comisaría PNP Villa Los Reyes investiga el caso para esclarecer los móviles del hecho y determinar si existen más personas involucradas.
Cuestionamientos al estado de emergencia
Estos hechos violentos plantean serias dudas sobre la efectividad inmediata del estado de emergencia. La población chalaca cuestiona si las medidas implementadas realmente modificarán la situación de inseguridad o si solo representan una respuesta política sin impacto real en las calles. Los siete heridos son evidencia concreta de que la violencia no se detiene con decretos, sino con acciones sostenidas y presencia efectiva del Estado en los territorios más vulnerables.