Los picarones, manjar emblemático peruano surgido del mestizaje cultural cuyo origen se remonta a la época colonial, ha sido incluido en la selecta lista de los «Mejores postres del mundo» elaborada por Taste Atlas, prestigiosa revista internacional de viajes culinarios.
Este suculento postre viene conquistando paladares en el orbe gracias a su singular combinación de sabores y texturas. En apariencia similares a los buñuelos españoles, los picarones peruanos están compuestos principalmente por harina de trigo, camote y zapallo, y se caracterizan por su textura crujiente por fuera y esponjosa por dentro tras ser fritos en un generoso perol casi colmado de aceite caliente.
Taste Atlas, en su exclusiva nómina de 50 mejores postres del mundo, ubicó a los picarones en el puesto 25 tras recoger las votaciones de sus lectores en todo el planeta. Esta mención a este embajador culinario resalta el creciente reconocimiento de la cocina peruana en el ámbito internacional.
«Los picarones son un alimento básico de la comida callejera peruana. Las sabrosas delicias fritas que a menudo también se conocen como donas peruanas», reseña Taste Atlas, subrayando el arraigo de esta delicia en la cultura culinaria popular de nuestro país.
Con un destacado puntaje de 4,1 en esta lista de Taste Atlas, los picarones se suman al queso helado, otro de los postres peruanos, de origen arequipeño, que también han sido distinguidos por la prestigiosa publiación internacional como uno de los postres más deliciosos del planeta.
Historia y Tradición
Los picarones, que deleitan los paladares en todo el Perú y cada vez más en el extranjero, tienen una historia que se remonta a la época del Virreinato, cuando las influencias culinarias españolas se fusionaron con ingredientes locales para dar origen a este singular manjar.
Inspirados en los buñuelos españoles, los picarones adquirieron una identidad propia al incorporar el zapallo y el camote a la receta original, una innovación culinaria que ganó popularidad gracias al ingenio de las cocineras y, especialmente, al impulso de las monjas del convento de Santa Clara, en la ciudad de Lima.
Además de los nuevos ingredientes, este postre experimentó su primera transformación significativa en su presentación, adquiriendo el característico agujero en el centro que lo distingue hasta la actualidad.
Con el paso del tiempo, los picarones no solo se convirtieron en una delicia culinaria, sino también en una tradición arraigada en las celebraciones religiosas del mes octubre en Perú, especialmente durante las festividades del Señor de los Milagros. En estas ocasiones, las cocineras no solo preparaban estos dulces con esmero, sino que también entonaban cánticos dedicados al postre, enfatizando su importancia en la cultura y gastronomía local.
Cada 26 de octubre, el Perú celebra el Día del Picarón, una fecha que marca la ocasión para organizar festivales de repostería donde se ofrecen picarones elaborados con una variedad de ingredientes, mostrando la versatilidad de esta tradición culinaria. Durante estas festividades, los picarones se convierten en protagonistas indiscutibles junto a otros dulces peruanos como los turrones, arroz con leche, mazamorra y arroz zambito, creando una fiesta para los sentidos.
La característica más distintiva de los picarones es su contraste de texturas: crujiente por fuera y suave por dentro, una combinación perfecta que, al ser bañada en miel de chancaca, despierta una explosión de sabores en el paladar de quienes los disfrutan.
Esta experiencia sensorial única ha convertido a los picarones en un verdadero emblema de la gastronomía peruana, un símbolo de tradición, sabor y celebración que perdura a lo largo de los siglos y continúa cautivando a generaciones enteras con su encanto irresistible.