Lo de anoche, lo que hizo Sporting Cristal, fue una de aquellas que siempre quisiéramos tener. Con vergüenza deportiva, ganas, sin complejos, y sed de gloria. Es cierto, enfrente no estaba River Plate, ni Boca Juniors, ni mucho menos el poderoso Flamengo, pero era un equipo argentino que siempre quiere ganar, no importa cómo, siempre quieren ganar. Huracán vendió cara su derrota, y si la suerte -sí señores, suerte- no nos hubiese acompañado, estaríamos hablando de una derrota más.
La raza celeste salió a llevarse todo por delante, y a menos del minuto de juego, le cometen penal a Corozo. Sí, penal. Pero el VAR se fijó rápidamente el color de camiseta y el escudo del local, y llamó al árbitro brasileño Raphael Claus, para que vaya a ver la falta (que sí hubo). Como era de esperarse, anuló el cobro. Y aquí viene la pregunta del millón, ¿si el penal hubiese sido a favor de Huracán, hubiesen llamado al juez desde el VAR?, mi respuesta contundente es NO.
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Pero eso no fue todo. Sobre los 14’, tras una brillante jugada colectiva, los bajopontinos, por intermedio del brasileño Brenner, marcaron un lindo gol. Pero, (qué raro, no) el VAR volvió a llamar a Claus para ‘poner en orden las cosas’ y anular el tanto por falta previa de Yotún (que sí hubo). El punto es que (estoy seguro) si el gol hubiese sido del cuadro argentino, con falta previa, el tanto hubiese sido cobrado sin ningún llamado de la tecnología. ¿Alguien lo duda?
Sin embargo, y aquí no quiero hablar de justicia divina, Cristal puso en claro que no iba a permitir que le roben la clasificación en casa. Y contra todo (y todos) buscó hasta el último minuto (literalmente) el gol del triunfo y su pase a la fase de grupos de la Copa Libertadores. Y lo logró haciendo recordar la gran campaña de 1997, cuando llegó a la final del torneo continental, con fútbol, actitud, y sin complejos. El gol del ‘cholito’ Ávila lo gritamos todos, con rabia, celestes o no, este gol se gritó como un gol peruano.
En un comentario anterior mencioné que no solo con nombres se puede hacer una gran campaña, también con disciplina táctica, actitud, y convencimiento de que las cosas se logran con trabajo. Ayer, Cristal demostró que ese es el camino, como en sus mejores tiempos.