El terremoto de magnitud 7.8 que afectó al sureste de Turquía y al noroeste de Siria el pasado 6 de febrero ha dejado un saldo de más de 37 mil personas fallecidas, según informaron las autoridades locales. A pesar de esto, las labores de búsqueda de sobrevivientes continúan en marcha. Hasta ahora, se han registrado 31,643 muertes en Turquía y 5,714 en áreas controladas por el gobierno y los rebeldes de Siria.
Las autoridades turcas han emitido más de 100 órdenes de arresto en relación con la construcción de edificios que se derrumbaron en el sureste del país. Estas órdenes están dirigidas a contratistas que presuntamente están vinculados a los edificios afectados. Aunque Turquía cuenta con normativas de resistencia sísmica en la construcción, estas no se respetan con frecuencia.
Por su parte, el jefe de ayuda de la ONU, Martin Griffiths, ha anunciado que la fase de rescate tras el terremoto está llegando a su fin. Griffiths visitó la ciudad de Alepo en Siria, donde destacó la importancia de brindar albergue, atención psicosocial, alimentación, educación y sentido de futuro a las personas afectadas. La ONU apoyará el traslado de ayuda desde la zona controlada por el gobierno en Siria al noroeste del país, en manos de los rebeldes.
