Ningún candidato supera actualmente el 10 % de intención de voto. Bloque del rechazo -voto blanco, nulo e indecisos- ronda el 47 %
El 12 de abril de 2026 los peruanos elegirán presidente, vicepresidente(s) y un nuevo Congreso bicameral. Pero en un país donde ningún candidato supera actualmente el 10 % de intención de voto, con un bloque del rechazo -voto blanco, nulo e indecisos- que ronda el 47 %, parece claro que lo que se busca no es tanto gobernabilidad sino sobrevivir a la tormenta de desconfianza, escándalos y volatilidad.
Hoy participan en la contienda desde figuras conocidas hasta outsiders que aspiran a capitalizar ese rechazo generalizado. Entre los nombres con más visibilidad están Rafael López Aliaga (Renovación Popular), Keiko Fujimori (Fuerza Popular), César Acuña (Alianza para el Progreso) y Walter Chirinos Purizaga (PRIN), exfuncionarios, exmilitares y personajes de la cultura mediática.
Viejos rostros, viejos riesgos
López Aliaga, por ejemplo, llega con retórica de orden y promesas de seguridad, repitiendo un guión que ya ha generado desencanto en gestiones municipales. Su liderazgo se traduce en un estilo polarizante, y algunos denuncian -como en el pasado- el uso de estructuras de control que operan en la sombra.
Por su parte, Keiko Fujimori, con una base de electores fiel, trae al debate electoral los fantasmas del pasado: su apellido recuerda el régimen de los 90, caracterizado por autoritarismo, corrupción y manipulación mediática. Esa historia -todavía presente en la memoria colectiva- podría pesar otra vez en 2026.
Entonces tenemos a políticos tradicionales con promesas recicladas, y al mismo tiempo una proliferación de candidatos menos conocidos, que se ubican como “outsiders” y pretenden surfear sobre la desconfianza ciudadana, como el caso de Walter Chirinos, el candidato del Partido Regionalista de Integración Nacional (PRIN), que se presenta como una opción “regionalista”, con énfasis en descentralización, desarrollo regional, combate a la corrupción, promoviendo la educación, salud y seguridad como prioridades.
Chirinos fue anteriormente candidato al Congreso, en 2016, por el partido Peruanos por el Kambio (PPK) y en 2020 por Avanza País. Durante el gobierno de PPK, ocupó un cargo en la Dirección General de Gobierno Interior del Ministerio del Interior, con una red de contactos regionales que, según su biografía, le habrían permitido consolidar su propio partido.

Más de lo mismo
Algunos candidatos intentan presentarse como la salvación. Por ejemplo, figuras llamadas “outsiders” plantean reformas, transparencia, políticas redistributivas, o una visión de cambio desde fuera del sistema. Pero esas candidaturas enfrentan el reto de superar la vaciedad de propuestas y demostrar integridad. En un escenario donde la población exige más que discursos, la historia de corrupción reciente en altos cargos -incluyendo expresidentes y autoridades investigadas- pesa demasiado.
Lo que preocupa es que muchos candidatos con pasado polémico sigan siendo aceptados sin escrutinio riguroso, mientras nuevos rostros llegan envueltos en ambigüedad. Con más de 30 partidos habilitados y cerca de 37–40 fórmulas presidenciales presentadas, la fragmentación y dispersión electoral podrían favorecer a quienes mejor movilicen maquinaria mediática, financieramente respaldada, o redes de influencia.



