Por: Jorge Páucar
“Nunca seremos normales” es el nombre del libro de Silvia Núñez del Arco, donde narra su historia de amor con Jaime Bayly. Y después de leer la columna del pasado domingo del ex “Niño Terrible”, uno entiende que ellos, efectivamente, se tomaron el título como modo de vida.
Normales no son. Ni pretenden serlo. Se presentaban como una pareja abierta, pero, en el fondo son una pareja entreabierta, o, mejor dicho: abierta, sí, pero con candado y llave bien escondida.
Hace pocos días, el escritor deslizó sus sospechas sobre un posible romance entre su mujer y su profesor de karate. Según cuenta, ella, en su onomástico, decidió pasar la tarde con dicho instructor porque él también estaba de cumpleaños.
Se divirtieron bastante bien —entre risas y bebidas espirituosas— pues volvió a casa una hora y cuarto más tarde de lo previsto, justo antes de salir a cenar con su esposo y su hija.
Eso bastó para que Jaime le confesara a su hija —ante la inocente pregunta de la adolescente— que no le sorprendería que entre su madre y el maestro hubiera “algo”. “El cuerpo de tu madre es de ella, no es mío, y ella es libre de estar con quien quiera”. Filosofía moderna de sobremesa.
Todo quedó en simples conjeturas domésticas hasta que, en plena cena familiar, la hija decidió delatarlo: “Papá cree que tú estás con tu profesor cinturón negro”. La madre, indignada, lo llamó “mentiroso y malhablado”, y Bayly, respondió que no había dicho que fueran amantes, sino que podrían serlo, y que, de ser así, él lo aceptaría.
Nada como una cena familiar para practicar artes marciales… pero verbales.
¿Y realmente son una pareja abierta?
Recordemos un dato básico: cuando Silvia y Jaime empezaron, él estaba de novio con el argentino Luis Corbacho. Sí, el novio oficial. Y, aun así, Silvia —en su propio libro autobiográfico— admite que, técnicamente, fue “la otra”: “En esa época nosotros teníamos una relación abierta”. O sea: abierta, sí… pero no tanto como para evitar dramas, reclamos o revisiones de correo.
A lo largo de sus columnas, el “Tío Terrible” ha confesado que más de una vez le ha parecido que a su esposa “se le iban los ojos” por algún caballero. Y, para ser justos, él reconoce que a veces a él también se le iban… pero por otros hombres.
El problema es que no parecen tan open mind como se venden. El año pasado, cuando Núñez del Arco cumplió 36, hubo pelea. Silvia descubrió que Jaime le había mandado 500 dólares a su exmarido argentino, según él porque “la situación está muy mala en Buenos Aires”. Ella se indignó y le soltó la verdad sin anestesia: que el gaucho vividor lo estaba manipulando.
Para mí, Bayly no es exactamente un campeón del poliamor. Es más bien un macho alfa bisexual disfrazado de liberal ilustrado. Le encanta la idea de la relación abierta… mientras él es quien abre la puerta. Habla de libertad, deseo y fluidez, pero cuando Silvia respira muy fuerte cerca de otro hombre, él sufre, imagina, dramatiza… y publica.
Jaime tiene bisexualidad orgullosa… pero celos tradicionales, con ese instinto machito que dice: “Yo sí puedo, pero tú… con cuidado, mamita”.



