La fiscal suprema Delia Espinoza acudió personalmente a la Corte Superior para exigir que se ejecute el fallo que ordena su reposición como fiscal de la Nación.
La favorita de la caviarada acusa a la JNJ de desacato mientras crece la tensión institucional en el sistema de justicia estatal.
Delia Espinoza escaló su ofensiva judicial y exigió a la Corte Superior de Justicia de Lima que formalice de inmediato su restitución como fiscal de la Nación. La magistrada destituida visitó personalmente la sede judicial para verificar por qué la notificación oficial del fallo que ordena su reposición no llega a las partes involucradas. El plazo de 48 horas fijado por el Noveno Juzgado Constitucional venció el viernes sin que la Junta Nacional de Justicia cumpla el mandato.
LA PRESIÓN DIRECTA
DE UNA FISCAL
CUESTIONADA
Espinoza no se contentó con esperar. Acudió ella misma a las oficinas judiciales para exigir explicaciones sobre la demora en notificar la sentencia del juez Juan Fidel Torres Tasso. El magistrado declaró fundada en parte su demanda de amparo y ordenó su reposición inmediata. Sin embargo, la JNJ no ha movido un papel.
A su salida, la fiscal suprema aseguró que el despacho se comprometió a enviar los oficios “en el menor tiempo posible”. Según ella, la demora genera incertidumbre y deja sin piso las justificaciones de la JNJ para no acatar el fallo. “La sentencia es clara, está consentida y debe cumplirse en sus términos”, declaró con evidente molestia.
AMENAZAS DE
CONSECUENCIAS
PENALES
Espinoza no se guardó nada. Advirtió que existe un “claro desacato” porque el plazo venció sin resultados. Más aún, amenazó con que los integrantes de la JNJ podrían enfrentar consecuencias penales y administrativas por su responsabilidad individual. La fiscal destituida insiste en que el organismo constitucional autónomo enfrenta un “escenario grave”. El fallo constitucional representa la primera resolución firme que ordena revertir una decisión de la JNJ sobre un alto funcionario del sistema de justicia.
Esto convierte el caso en un precedente que alimenta las tensiones entre instituciones. La controversia adquiere dimensiones mayores porque Espinoza fue destituida precisamente por cuestionamientos a su gestión y conducta.
UNA JUGADA DE
MANUAL CAVIAR
La ofensiva de Espinoza no sorprende a quienes conocen las estrategias de ciertos sectores de la izquierda judicial. Su presión personalizada en las oficinas de la Corte Superior revela el modus operandi de quienes buscan blindarse mediante fallos a medida.
La fiscal destituida actúa como una operadora experta en activar contactos y presionar engranajes institucionales para revertir decisiones legítimas.
La JNJ la destituyó tras evaluar su conducta funcional. Ahora ella responde con amenazas de denuncias penales contra los miembros del organismo que la removió. El guión es predecible: victimizarse, presionar tribunales y agitar el fantasma del “desacato” para forzar una reposición que ignore los motivos de su salida.
DATOS: DELIA ESPINOZA despliega una estrategia típica de operadora caviar:
presión directa en sedes judiciales, amenazas de consecuencias penales
contra quienes la removieron y búsqueda de fallos que ignoren los cuestionamientos a su gestión. Su ofensiva revela cómo ciertos sectores de la izquierda judicial activan redes de contactos para blindarse institucionalmente y revertir decisiones legítimas mediante presión y victimización.
Una reposición que ignora lo evidente
La insistencia de Espinoza por recuperar el cargo pasa por alto un detalle
incómodo: fue destituida por razones fundadas que evaluó la JNJ. Su estrategia de presión judicial busca convertir un proceso legítimo de remoción en un supuesto atropello institucional. El resultado es previsible: debilitar al organismo que la investigó mientras ella se presenta como víctima de una persecución. Esta maniobra revela cómo ciertos operadores del sistema utilizan los tribunales no para buscar justicia, sino para blindarse de rendición de cuentas. La pregunta incómoda persiste: ¿por qué una fiscal destituida merece regresar sin que se discutan las razones de su salida? La respuesta la tienen quienes prefieren mantener intocables a las piezas de su tablero político.



