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La estabilidad debe nacer del pan, la escuela y el techo, no del miedo. La izquierda ante el reto de la inseguridad

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*Un matiz de gobierno socialista para escuchar es el de Zohran Mamdani: prevención más que represión

Por: Mariano Arana Bazán
genebrardo_10hotmail.com

El Perú vive un momento de creciente desesperanza. La crisis de gobernabilidad, el colapso de los servicios públicos, la polarización que perfora el alma de nuestra nación y, sobre todo, la violencia desbordada, han convertido a la inseguridad en un espectro que acecha cada rincón. Las calles hoy son tierras de nadie donde se siembra el miedo, y la sensación de indefensión ante el crimen se ha instalado en los corazones de todos.

En este paisaje sombrío, surge la pregunta esencial: si la izquierda regresara al poder, ¿qué características debería poseer el próximo presidente del Perú para enfrentar esta crisis y encarnar una transformación genuina?

Un faro que nos puede orientar es la propuesta del flamante alcalde de Nueva York, Zohran Mamdani, joven activista y político que plantea un enfoque de justicia social para la seguridad ciudadana, centrado en la prevención más que en la represión. Si bien el contexto peruano es distinto, su énfasis en atacar las raíces de la violencia —la exclusión, el desempleo, la falta de viviendas dignas— puede adaptarse al país.

Por ejemplo, en el Perú la pobreza monetaria afectó al 27,6 % de la población en 2024, según el INEI. En el periodo diciembre 2024-mayo 2025, la percepción de inseguridad alcanzó el 88,1 % en las principales ciudades. En este escenario, aplicar un modelo que combine justicia social, vivienda digna y reforma institucional adquiere una urgencia que no da espera.

El próximo presidente de izquierda en el Perú debe asumir el socialismo democrático como acción transformadora. Esto significa cuestionar la estructura económica que perpetúa la pobreza y la violencia. El modelo neoliberal ha concentrado la riqueza y ampliado las desigualdades, generando inseguridad. En 2024 el 31,8 % de la población era vulnerable a caer en pobreza. El cambio debe incluir una reforma económica que promueva justicia social y políticas públicas que reduzcan desigualdades sin criminalizar la pobreza. Aunque la pobreza no justifica el crimen, la exclusión social sí alimenta la violencia.

La inseguridad no se resuelve con más policías, sino con más justicia social. El problema no radica solo en los delincuentes, sino en un sistema que margina y reprime. Las respuestas punitivas han generado desconfianza hacia el Estado. Un liderazgo progresista debe atacar las causas de la violencia: falta de educación, salud, vivienda digna y empleo. La seguridad debe surgir del bienestar y la cohesión comunitaria, no del miedo. Aquí la propuesta de Mamdani —quien plantea que la seguridad comunitaria debe integrar servicios sociales y salud mental— es inspiradora y puede adaptarse al Perú.

La crisis habitacional está ligada a la inseguridad. Las zonas periféricas, carentes de servicios básicos, son focos de violencia. En el Perú, por ejemplo, el acceso al agua con niveles adecuados de cloro para la población pobre fue solo 30,2 % en 2024, y solo 17,3 % para la extrema pobreza, según el INEI. Un presidente con visión socialista debe reconocer la vivienda digna como un derecho, no como mercancía.

La corrupción, la brutalidad y la impunidad han roto el vínculo entre policía y ciudadanía. Una reforma policial debe profesionalizar y humanizar la institución, cambiando su rol represivo por uno de protección comunitaria. La transformación debe ser cultural e institucional, priorizando el bienestar ciudadano sobre los intereses económicos o políticos. En Nueva York, Mamdani propone que la policía no cargue con funciones que corresponden a servicios sociales, y se reforme el enfoque para que la seguridad sea más integral.

Es hora de un liderazgo que asuma esta tarea con valentía y firmeza. Es hora de un cambio que se vea y se sienta en las calles, en las casas, en los barrios, y en los corazones de todos los peruanos.

(Sumilla)

Un presidente de izquierda debe ofrecerles a los jóvenes un pacto social convirtiéndolos en protagonistas de la transformación”.

14%
fue la tasa de desempleo para jóvenes de 14 a 24 años entre abril y junio de 2025.
El Dato

La izquierde viene polarizada, pero la derecha y, en general, todas las tendencias políticas llegan con intereses dispersos.
En un país de necesidades y ausencia de gobierno, la izquierda es una opción válida de cara a las elecciones generales de 2026.