Los escritores Juan y Víctor Ataucuri García, aunque son reconocidos principalmente por su labor literaria, su rol como periodistas y promotores culturales los lleva a abordar temas de la realidad social y, por extensión, la política peruana. En esta entrevista dejan clara su posición.
DIARIO UNO: ¿Cuál consideran que es el mayor desafío cultural que enfrenta el Perú?
El mayor desafío cultural del Perú es fortalecer su identidad nacional integrando la diversidad étnica y lingüística, eliminando el centralismo y el racismo que fragmentan nuestro tejido social y cultural. Los grupos hegemónicos de poder no entienden que una sociedad despedazada es una herida abierta que está matando al país. Acusamos a estos grupos porque son ellos quienes fomentan esa fractura a través de sus medios masivos y de sus políticos conservadores. En los últimos años, este fraccionamiento se ha agudizado por la crisis política que ellos mismos han generado. Sin embargo, son cínicos al culpar a las “hordas violentistas” que provienen de provincias o de los barrios pobres de Lima. La realidad es que la gente que protesta está reaccionando a la enorme presión generada por los abusos, la corrupción y la impunidad que reinan en las altas esferas de nuestro país.
DU:¿Creen que los escritores y artistas tienen una responsabilidad social activa en la coyuntura política y cultural de un país? ¿Cómo ejercen ustedes esta responsabilidad en su trabajo?
Creemos que es un deber del escritor tener una responsabilidad social con el Perú. Es cierto que hay un sector de escritores que, en aras de la libertad creativa, no le interesa este compromiso. Se limitan a hacer literatura evasiva, eso creen, pero todos tenemos juicios y prejuicios que vertemos en nuestros escritos; allí ya estamos asumiendo una responsabilidad tácita. Todos tenemos una posición política: unos son conservadores y otros buscan un cambio. Conservar implica mantener las cosas como están, es decir: ignorancia, pobreza, exclusión, clasismo, y racismo, para que no cambien los privilegios de un sector poderoso. Cambiar implica buscar alternativas para desmontar esos lastres.
Nosotros nos hemos trazado un camino largo y difícil, como es el de recorrer escuelas de barrios pobres, enseñar a los niños a desarrollar un espíritu lector y crítico, e intentar cambiar el destino que tienen desde que nacen. A veces nos ayudan instituciones, pero siempre somos el ‘patito feo’, la última rueda del coche. Incluso parece que fuera a propósito.
DU: Como autores de literatura infantil y juvenil, ¿qué iniciativas o políticas culturales consideran urgentes para fomentar una cultura de la lectura sólida desde la base escolar en el Perú?
Iniciativas hay muchas, pero que el Estado las implemente es casi un sueño por falta, principalmente, de actitud política. Hasta parece que fuera a propósito. Las propuestas son:
- Implementar bibliotecas escolares con un seguimiento para asegurar su uso.
- Ofrecer incentivos a los escritores locales para que interactúen con los niños.
- Crear campañas publicitarias con estrategias inteligentes que inviten a la lectura.
- Establecer ferias escolares de libros obligatorias.
- Disponer de becas y fondos para escritores y mediadores de lectura.
- Y algo que sería fenomenal: bonos para comprar libros que los mismos estudiantes puedan elegir.
DU: ¿Qué papel juega la memoria histórica en su narrativa y por qué es importante para ustedes llevar estos temas a lectores jóvenes?
Los escritores somos testigos de la historia que nos ha tocado vivir y hacemos testimonio de ella. Por más fantásticos que sean nuestras novelas o cuentos, siempre incorporaremos nuestras experiencias vividas. Nuestro objetivo es que los jóvenes aprendan de ellas para que estén advertidos y sepan aplicar su espíritu crítico ante los acontecimientos actuales.
DU: Desde su perspectiva como periodistas y observadores, ¿cuál es su lectura del estado actual de la política peruana? ¿Ven signos de renovación o un estancamiento en la clase dirigente?
El país ha experimentado una crisis crónica desde 2016, con seis presidentes, ocho intentos de vacancia y graves episodios de represión estatal contra el ciudadano indignado. Esta situación nos ha llevado a vivir bajo un régimen híbrido. El Congreso ha instaurado una dictadura sin dictador, más bien con un títere. Es un grupo de políticos disímiles que comparten la posición de la derecha bajo la nomenclatura “demócratas” y se han aliado con el objetivo de dictar leyes ex profeso para defender sus intereses y mantenerse en el poder, incluso más allá de 2026.
Entre los líderes de facto de esta coalición autoritaria se encuentran Keiko Fujimori, Rafael López Aliaga, César Acuña, José Luna, los almirantes en retiro y hoy congresistas Cueto y Montoya, el tránsfuga Rospligiosi y otros, todos unidos por la desaprobación de los ciudadanos. Sus intereses por aferrarse al poder son cada vez más altos y sus escrúpulos más sórdidos. Cambiar esto llevará años; hay que empezar por los niños para que no crezcan en un ambiente donde lo natural es ser corrupto. Hay mucho trabajo por hacer.
DU: ¿Qué papel creen que debería tener la sociedad civil organizada y el periodismo independiente para contrarrestar la crisis de representación y el clientelismo en la política peruana?
Primero, hay que cambiar el chip mental de “elegir al menos malo”. Contrario a lo que piensan los opinólogos, la culpa no es de los electores, sino del mismo sistema que obliga al ciudadano a elegir de un menú fabricado por los medios y las encuestadoras. Si al elector se le muestran los candidatos convenientes y se invisibiliza al no conveniente, indudablemente escogerá lo que se le presenta. Además, las listas de postulantes no se conforman por mérito, sino por aporte económico con la excusa de obtener recursos para la campaña electoral. Esto es una trampa: partido sin dinero no puede hacer campaña, y así se justifica la venta de lugares en sus listas. El resultado son congresistas incapaces o coludidos. Los intelectuales y capaces quedan fuera. Cambiar este sistema electoral tiene muchas aristas y requeriría de todo un tratado político.



