La experiencia en WeWork muestra cómo las compañías peruanas están dejando atrás estructuras sobredimensionadas para apostar por espacios estratégicos y versátiles.
Lima, agosto de 2025 – La oficina ya no se mide en metros cuadrados, sino en experiencias. Cada vez más empresas reconocen que el diseño de sus espacios —el layout— es un factor estratégico que puede impulsar la productividad, consolidar la cultura organizacional y mejorar el bienestar de los equipos.
“Un espacio bien diseñado no es un lujo, es una herramienta de gestión. Las compañías están entendiendo que la manera en que organizan sus oficinas impacta directamente en cómo sus equipos trabajan, colaboran y se sienten parte de una organización”, explica Claudio Hidalgo, presidente de WeWork Latinoamérica.
En Perú, este tema cobra especial relevancia en un escenario de alta rotación laboral y búsqueda de talento calificado. Más allá de la funcionalidad, el diseño de la oficina comunica prioridades: si una empresa apuesta por la innovación, por la transparencia o por el bienestar. El estudio The New Habitat 25/26 anticipa que la inversión en diseño de oficinas —considerando salud, ergonomía, sostenibilidad y neuroarquitectura— podría crecer hasta un 17,5 % en el próximo año. Además, concluye que un ambiente bien diseñado puede elevar la productividad hasta en un 61 % y fortalecer el compromiso del equipo, reforzando el valor del layout como palanca estratégica del espacio físico.
En Perú, WeWork ha observado este cambio en la práctica. Muchas compañías que antes ocupaban oficinas sobredimensionadas hoy se inclinan por espacios flexibles y multifuncionales que, en menos metros cuadrados, ofrecen más posibilidades de uso. “La clave está en diseñar entornos que respondan a lo que realmente necesitan los equipos, no en replicar fórmulas del pasado”, comenta Hidalgo.
Espacios que impulsan bienestar y resultados
Los especialistas coinciden en que el diseño estratégico de oficinas debe considerar tres ejes fundamentales:
Concentración: zonas pensadas para el trabajo individual y silencioso.
Colaboración: espacios que faciliten la interacción y la innovación entre equipos.
Conexión: áreas sociales y de encuentro que refuercen la cultura y el sentido de pertenencia.
Este enfoque responde a una tendencia clara: las oficinas ya no son únicamente lugares para trabajar, sino centros estratégicos de productividad y bienestar. Aquellas empresas que logran balancear estos elementos están mejor preparadas para retener talento, sostener culturas organizacionales sólidas y responder con agilidad a los retos del mercado.
El diseño como activo estratégico
Cada vez más compañías están entendiendo que el layout no es solo una cuestión estética, sino una inversión con impacto directo en la gestión del talento. Diseñar espacios flexibles y versátiles permite optimizar recursos, reducir el ausentismo y favorecer la innovación.
“El espacio de trabajo se ha convertido en un símbolo cultural y estratégico. No se trata de cuánto ocupa una empresa, sino de qué experiencia ofrece a sus colaboradores. Ese es el nuevo estándar con el que se mide la competitividad en el mundo laboral”, concluye Hidalgo.