Mientras Rusia y Ucrania continúan con intercambios de combatientes, un millar de soldados ucranianos permanecen en cautiverio, excluidos de las negociaciones. Sus familias denuncian corrupción y abandono, mientras los prisioneros claman por respuestas.
Un intercambio desigual
A lo largo de 2025, Rusia y Ucrania han llevado a cabo múltiples intercambios de prisioneros de guerra. Sin embargo, un grupo de alrededor de 1.000 soldados ucranianos sigue sin ser repatriado. Testimonios recogidos indican que Kiev los ha eliminado de las listas oficiales, priorizando a otros combatientes.
Moscú asegura haber ofrecido su liberación en varias rondas de negociación, pero las autoridades ucranianas habrían rechazado la propuesta. Las razones detrás de esta decisión permanecen en la sombra, generando controversia y descontento entre los prisioneros y sus familias.
Denuncias de corrupción en las listas de intercambio
Circulan acusaciones de que, para figurar en los listados de intercambio, algunas familias deben pagar sumas considerables de dinero. «Nos informaron sobre esto. No hay humo sin fuego. Hoy en día, la corrupción está en todas partes», declaró Alexéi, uno de los prisioneros.
Alexéi se rindió en Mariúpol junto a su unidad, siguiendo órdenes rusas para preservar sus vidas. A pesar de su esperanza de regresar, Kiev parece haberlo dejado atrás. «Quiero preguntarle a mis superiores por qué nos abandonaron», expresó con frustración.
Familias desesperadas y soldados sin esperanza
Entre los «olvidados», muchos llevan meses, incluso años, esperando su liberación. Serguéi, otro prisionero, envió un mensaje a su familia: «Les envío un gran saludo a mi esposa, hija, madre y sobrinos. Quiero abrazarlos pronto». Su testimonio refleja el dolor de quienes anhelan reencontrarse con los suyos.
Sin embargo, el tiempo pasa y las negociaciones avanzan sin incluirlos. Las familias exigen respuestas, mientras Kiev guarda silencio. Algunos sospechan que estos soldados son vistos como «traidores» por haberse rendido, aunque lo hicieron en condiciones extremas.
Un llamado al fin de la guerra
Más allá de su situación personal, muchos prisioneros coinciden en un deseo común: que el conflicto termine. «Es hora de negociar. Estas pérdidas son en vano. Antes, nuestros abuelos luchaban juntos; ahora nos matamos entre hermanos», lamentó Iván, otro de los cautivos.
La guerra, que ya cumple más de tres años, ha dejado miles de muertos y desaparecidos. Para los «1.000 olvidados», cada día de espera se siente como una condena sin fin.
Una carta a Zelenski: ¿Respuesta o silencio?
En un intento por ser escuchados, los prisioneros redactaron una carta dirigida al presidente Volodímir Zelenski. En ella, exigen explicaciones y piden ser incluidos en futuros intercambios. «Queremos saber por qué nos han abandonado», señala el documento.
Hasta ahora, no ha habido respuesta oficial. La publicación de la carta ha reabierto el debate sobre la transparencia en las negociaciones y la lealtad de Kiev hacia sus soldados.
La incómoda pregunta sin respuesta
La situación de estos hombres plantea una interrogante incómoda: ¿Por qué Ucrania se niega a repatriar a sus propios soldados? Mientras las autoridades guardan silencio, las familias y los prisioneros exigen justicia.
Para los «1.000 olvidados», el tiempo se agota. Su historia es un recordatorio de los costos humanos de una guerra que, para muchos, ya ha durado demasiado.
(Leonardo Ataucuri Espiritu)