Del sillar al río, de la fe al erotismo, los haikus de Vera Mendoza son destellos de vida atrapados en 17 sílabas. ‘Transmutaciones’ confirma su lugar entre las grandes voces de este género en el Perú.
Por José Beltrán Peña
Nacida en Arequipa, cuna de letras y sillar, Miluzka Vera Mendoza es educadora, poeta y una incansable promotora cultural. Presidenta de la Sociedad Literaria Amantes del País en su ciudad, ha dejado huella en revistas como Estación Com-Partida y Palabra en Libertad, así como en recitales y congresos desde el Cusco hasta Uruguay. Su pluma, sin embargo, no se limita al verso: también compone marineras que celebran el folclor peruano, como «Galán ideal» y «Lunita». Ahora, con Transmutaciones —su tercer libro—, consolida su dominio del haiku, transformando lo cotidiano en arte y confirmando su lugar entre las voces más depuradas de este género en el Perú.
«Transmutaciones»: cuando el haiku se vuelve arte peruano
Como el título mismo del libro “transmutación” del ver por el de observar y el de coger para liberar y no atrapar a la belleza en sus propios latidos haciéndolos nuestros, a través de la palabra compartida y de su singular pensar y su humanísimo talento artístico. Algo así como la transfiguración de Jesús al morir para seguir existiendo.
El tiempo pasa para bien o para mal en la vida de todos nosotros, y todo lo que concierne a ello –paralelamente-, influye en nuestro accionar dentro la actividad que desarrollemos en nuestra vida laboral, ya sea intelectual, artística o meramente profesional. En el caso de la literatura, cuyo único objetivo es comunicar algo bello, trascendente, creado o recreado que se da en las dos caras del espejo, también aparte de verlo, lo observamos en varias dimensiones, técnicas, lenguajes, idiomas, géneros, tiempos, características fonéticas, etcétera, y nos da mucha alegría cuando el escritor (a) va madurando con brillos y complejidades que hermosean su trabajo con la palabra.
Teniendo de base lo vertido, y siendo testigo nato del compromiso con la palabra que tiene desde sus inicios la poeta arequipeña y promotora literaria, Miluska Vera Mendoza, podemos decir que con el libro de haikus Transmutaciones ha dado pasos geométricos de avance y de dominio en dos cosas fundamentales: primero, de todo lo que se circunscribe a la métrica del estilo japonés, pero principalmente de la captura y presentación de imágenes e instantes que nos conducen a diversos linderos “vivos” nunca “muertos” que pareciesen que estuvieran detenidos, pero no es así, sino que nos iluminan con especiales luces y con diversos estallidos de la vida y de subjetividades que nos obnubilan de hermosura como también de reflexión.
Hacemos hincapié que en algunos haikus no hay la perfección del conteo de las sílabas en los versos (5 / 7 / 5, respectivamente), y ello no es negativo o un error, porque sí se puede realizar por la libertad de la palabra y del arte (y lo hicieron antes personajes de la talla de Jorge Luis Borges) , y porque lo que importa por sobre todo, es la comunicación entre la autora y el lector.
Miluzka es una persona muy sensible con altos valores y su compromiso con la literatura es doblemente rigurosa y formal, por ejemplo, las dedicatorias del presente libro están escritas en haikus, a su familia, a sus lectores y a mi persona, lo cual demuestra su alto pensar y actuar en ser consecuente con su palabra en acciones y detalles hermosos de agradecimiento.
He aquí algunas aristas del libro de haikus:
Ella con la personalidad humanista y decente que le caracteriza, en un haiku nos muestra la femineidad, en un tiempo en que las variantes de belleza y de accionar han cambiado:
Sereno aleteo
Éxtasis de burbujas
Nadan sirenas
Es una total creyente en Dios, de acciones, de compromiso, de misas, de oraciones, de fe compartida, pero también de las locaciones de los templos con sus bellezas arquitectónicas, tal como existen en su bella Arequipa:
De sillar ajuar
Atalaya centinela
Torre en catedral
Siendo una poeta a carta cabal, sabe del poder de la palabra y todos sus bemoles de distintos colores y direcciones, llegando a su inmortalidad cruzando a la celestialidad:
Te seduce ella
O te mata con puñal
Santa palabra
Ella, como buena compatriota del sur del Perú, está comprometida con la defensa de las cosas justas y heroicas, con la patria, como también con el imperio de los valores de justicia, hermandad y solidaridad, pero asimismo nos convoca para la paz frente a las huestes del terror y horror:
Bala asesina
Lápida ideal lozano
La patria llora
Las campiñas arequipeñas son una de las más hermosas del país, las cuales son lienzos naturales de mucha belleza ecológica, lo que nuestra poeta con mucho mirar artístico lo ha podido graficar con palabras:
Llorando risas
Son espigas radiantes
Danzan trigales
Nuestra poeta es una especial mujer de mundo, es una incansable viajera, llevando su palabra en libertad en el Perú y sus provincias, como en distintas ciudades de América y Europa, comprobando y sabiendo de la existencia, de costumbres, mitos, leyendas que se dan y siguen viviendo en un tiempo en que la tecnología lucha por eliminar todo lo que se refiere a las culturas de la antigüedad:
La ciencia busca
Ojotas presurosas
Niño andino
Finalizo mi comentario de este precioso libro de haikus con lo referido a la Transfiguración, que, si bien es un gran y positivo acierto que metamorfosea lo estrictamente religioso para un quehacer artístico, dicho cambio lo eterniza humana y celestialmente, en un hecho histórico y milagroso para lo literario con la voz de mensajera, de un gran augurio de “mucha vida” en los tiempos que vienen con mucha fe, amor y humanidad:
Transfiguración
Cuerpo y sangre de Cristo
Es pan y vino
Con este hermoso libro de haikus titulado Transmutaciones (Lima, Gaviota Azul Editores, 2024), Miluzka Vera Mendoza, se convierte en una de las principales exponentes de este especial estilo de origen japonés, en donde su tono personalísimo es multitemático, todo lo cual engrandece y valoriza su trabajo con la palabra, y como el título mismo del libro es la “transmutación” del modo de ver por el de observar, y el de coger para liberar y no atrapar a la belleza, en sus propios latidos haciéndolos nuestros, a través de la palabra compartida y de su singular pensar, y su humanísimo talento artístico. Algo así como la transfiguración de Jesús al morir para seguir existiendo.
