Marlem Mogollón y su familia fueron amenazados de muerte por seis encapuchados en pleno almuerzo dominical en Piura. Vecinos exigen acción policial inmediata.
El alcalde de Sullana, Marlem Mogollón, vivió un violento asalto este domingo 18 de mayo mientras almorzaba con su familia en Chulucanas. Seis delincuentes armados y con pasamontañas irrumpieron en la vivienda, apuntaron a la cabeza del burgomaestre y amenazaron de muerte a su madre de 93 años. El ataque —que incluyó golpes a la esposa de Mogollón y el robo de celulares, dinero y documentos— revela la escalada de inseguridad en Piura, donde ni siquiera las autoridades escapan a la violencia.
El modus operandi: brutalidad premeditada
Los agresores llegaron en motocicletas, técnica recurrente en asaltos en la región. No dudaron en apuntar directamente al alcalde mientras gritaban amenazas. «Si se mueven, los matamos», habrían dicho según testimonios recogidos por testigos. La anciana madre de Mogollón entró en pánico durante el asalto, que duró aproximadamente 15 minutos antes de que los delincunes huyeran con lo robado.
El hecho ocurrió a plena luz del día, en una zona residencial de Chulucanas, demostrando la audacia de los criminales. Vecinos señalaron que escucharon los gritos pero no intervinieron por miedo a represalias. «Uno ya no sabe si llamar a la policía o esconderse», comentó un residente anónimo a medios locales.
Reacciones: entre la indignación y la impotencia
La Municipalidad de Sullana emitió un comunicado exigiendo acción inmediata del Ministerio del Interior y la Policía Nacional. «Condenamos este acto que afecta no solo a autoridades, sino a toda la ciudadanía», señaló el pronunciamiento oficial. El texto hizo un llamado urgente para reforzar la seguridad en Piura, donde los índices de robos y extorsiones crecieron 40% en el último año según reportes de la Defensoría del Pueblo.
Los pobladores no ocultaron su rabia. «¿Cómo podemos confiar en las autoridades si ni siquiera ellas están seguras?», cuestionó una vecina durante una protesta espontánea frente a la comisaría de Chulucanas. Otros exigieron la renuncia del jefe policial regional, acusándolo de inacción ante la ola delictiva.
La inseguridad como norma en Piura
Este caso no es aislado. Dos semanas antes, empresarios de Sullana habían denunciado una seguidilla de asaltos a comercios, mientras que en Talara —a 50 km de distancia— se reportaron tres secuestros exprés en mayo. Los mototaxistas, frecuentes víctimas de extorsión, declararon un paro preventivo tras el ataque al alcalde.
Analistas señalan que la debilidad de las fiscalías y la corrupción en comisarías alimentan la impunidad. «Sin inteligencia policial ni cambios estructurales, estos hechos seguirán repitiéndose», advirtió un excomisario de la DIRINCRI