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Subastan la casa de la infancia del Papa León XIV en Chicago por 250.000 dólares

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La humilde casa donde el pontífice vivió sus primeros 14 años salió a remate, pese al deseo vecinal de convertirla en museo. La inmobiliaria la promociona como «un trozo sagrado de la Historia».

La casa donde el Papa León XIV (Robert Francis Prevost) pasó su infancia en Dolton, sur de Chicago, entró en subasta con un precio base de 250.000 dólares. La puja estará abierta hasta el 18 de junio. Aunque los vecinos esperaban que el lugar se convirtiera en museo, la inmobiliaria Paramount Realty lo ofrece como propiedad privada tras una renovación completa. La vivienda, construida en 1949, fue hogar del pontífice hasta sus 14 años, cuando ingresó al seminario.

Una casa humilde con historia

La vivienda de ladrillo, ubicada en un barrio obrero, tiene 106 metros cuadrados distribuidos en dos pisos. Originalmente contaba con un solo baño y ventanas de un cristal, poco adecuadas para los crudos inviernos de Chicago. El año pasado, contratistas realizaron una remodelación completa sin saber su conexión con el ahora Papa.

«Era extremadamente humilde cuando comenzamos», explicó uno de los trabajadores a EFE. Cambiaron tuberías, instalaron piso flotante, añadieron un segundo baño y colocaron ventanas herméticas. La propiedad ahora aparece en el sitio web de Paramount con fotos que muestran su transformación.

Vecinos versus intereses comerciales

Los residentes de Dolton manifestaron su deseo de que la casa se convirtiera en un espacio público dedicado al Papa. «Sería un honor para nuestro barrio», comentó un vecino. Sin embargo, la inmobiliaria optó por la vía comercial.

Paramount Realty promociona la propiedad como «un trozo sagrado de la Historia», aunque reconoce su modestia. La casa estuvo brevemente en venta antes del nombramiento papal, pero la retiraron del mercado hasta relanzarla como atractivo turístico-inversión.

Detalles de la subasta

La propiedad, con un jardín actualmente descuidado, permaneció en manos de la familia Prevost hasta finales de los años 90. Los interesados tienen hasta el 18 de junio para pujar, contactando a los agentes designados en la web de la inmobiliaria.

Mientras el valor simbólico del inmueble crece, su futuro sigue incierto. La subasta determinará si termina siendo una residencia privada o, contra todo pronóstico, cumple el sueño comunitario de convertirse en un pedazo de historia accesible al público.