
Mayra Álvarez. Comunicadora y conductora en Canal Nativa TV.
Para nadie es un secreto la terrible situación en la que nos encontramos como país. Cada vez más lejana la paz, tranquilidad, justicia, equidad, democracia y libertad de expresión.
Vivimos en un país lleno de tesoros, en donde el más vivo aprovecha para negociar con otros países nuestra riqueza y dejarnos en total abandono, quitando todas las oportunidades que merecemos como peruanos. Se esconden tras palabras que perdieron el significado para atacar a quien no piensa o no les da la razón a este gobierno. Rojos, caviares, odio, son palabras que escuchamos todos los días. Hay un dicho: repite algo y se quedará. Sin embargo, en un país donde solamente vemos guerras políticas y sed de poder, ya no hay nada que se quede de estas palabras ideologizadas de este gobierno y de estos poderes que dejaron de intentar para concretar sus intereses, capturando a los poderes del Estado.
Se vienen momentos peores, en manos de quienes solo saben lucrar con las necesidades del país. Personajes que nunca ganaron las elecciones hoy gobiernan y toman decisiones a su conveniencia, para destruir todas las oportunidades del Perú.
Un gobierno que está lleno de cuestionamientos, incapaz, ineficiente y mentiroso. Eso es el gobierno que representa, de manera fáctica, Dina Boluarte. No hay un discurso en donde no exista la palabra odio, el mismo que debe sentir ella misma por toda la destrucción que está haciendo con el país. Ministerios ineficientes que lucran con la alimentación y los programas sociales, cambiándoles de nombre, pero con la misma miseria de capacidad para gestionar y estar al frente de un verdadero cambio.
$4500 pagó por una cirugía fiada. Una mentira que intenta disfrazarla de verdad, muy tarde. Nada dura para siempre y las verdades siempre terminan saliendo a la luz, tarde o temprano.
Intentan responsabilizar de su pésima gestión y castigar de manera insensata a las instituciones públicas, quitándoles presupuesto al Ministerio Público para que no continúen con su trabajo de investigación. Los retan, cuando saben quiénes son los verdaderos delincuentes. Una complicidad delincuencial de organizaciones criminales que intentan combatir a las organizaciones criminales que están en las calles.
Responsabiliza al Ministerio Público de no hacer bien su trabajo, cuando son las leyes de un Congreso ineficiente que busca protegerse, blindarse, con leyes que están destruyendo al país. Y la presidencia de la República solo las publica, sin poder observarlas.
Intenta disfrazar esta cúpula de complicidad, sin luchar en contra de las organizaciones criminales, porque son quienes manejan y son los líderes de ellas. La victimización es su mejor retrato, de un rostro estirado que no le permite reflejarse en un espejo para decir todas las verdades que el país ya sabe.
Su gobierno y su presidencia son fácticos, porque quienes verdaderamente controlan y manejan el país son personas que jamás ganaron las elecciones y que hoy tienen el control y el poder de manejar incluso a una presidenta.
El Congreso de la República, que cree tener el poder absoluto de todo, está manejado por sus propios intereses o los de sus líderes, que solo siguen órdenes, haciendo un camino más libre para las próximas elecciones, intentando inhabilitar políticamente a quien la justicia debe juzgar.
La sed de poder los lleva a ser uno de los congresos más deslegitimados de la historia, capturando distintas instituciones públicas autónomas para manejarlas a su antojo. Cómplices de la destrucción del país. Será el país quien recuerde al Tribunal Constitucional, a la Defensoría del Pueblo y otras más, por la defensa que debieron tener en su momento y las alianzas que hicieron para destruir una Constitución sin respetar los derechos humanos de las personas.
Solo le rinden cuentas a quien, por votos, los puso en el lugar en donde hoy ganan jugosos sueldos con los impuestos de todos los peruanos. Congresistas que ya se preparan para una próxima elección porque pretenden llegar nuevamente al poder y vivir del país. Las leyes, a su medida, para que todo les salga a la perfección, sin tener en cuenta que están perjudicando a 33 millones de peruanos.
Les interesa sacar del camino a quienes podrían ser sus enemigos políticos en las próximas elecciones, más que inhabilitar a ministros que juegan con la vida y la alimentación de muchos niños, que juegan con la educación y la seguridad de todos. Un Congreso que quedará para la historia por la ceguera ante tantos delitos, imputaciones y cuestionamientos que solo el país podrá recordarle en las próximas elecciones.
Hoy pasean por las calles con una sonrisa de bondad, buscando votos en los próximos comicios electorales. Llegamos a tocar fondo. Nos arrebataron la democracia. Retrocedimos a gobiernos anteriores donde inició esta vulneración a los derechos humanos, y quieren repetir, con el mismo apellido, esta sangrienta violencia que tuvimos en los 90.
Luchamos día a día para regresar a casa a salvo, porque la inseguridad y las organizaciones criminales —extorsión, sicariato— están a la luz del día. No respetan a las instituciones policiales, ni a quienes deberían fortalecer el orden público en el país. Se fugan en la cara de un ministro incapaz e ineficiente.
Entonces me pregunto:
¿Contra quién estamos luchando?
¿Contra las organizaciones criminales que están en las calles, o las organizaciones criminales que están en el poder?
Se reparten los ministerios para seguir manteniendo a una presidenta que es manejada por el ego, la soberbia y las mentiras. Una repartija de poder.
Ahora tenemos 43 partidos políticos, que no sabemos si tienen interés en terminar con esta lacra que hoy gobierna nuestro país, o si quieren unirse a ellos. Solo la historia escribirá lo que sucederá en un país tan maravilloso, que, a pesar de su destrucción, me siento orgullosa de haber nacido en él. Un país con tanta riqueza, pero en donde lideran la corrupción, la delincuencia, las mentiras y el poder.
Seguiré escribiendo y seguiré informando hasta que culminen con la intención de apagarnos. Hoy nuestro país se encuentra en el puesto 130 de 180 países en el ranking de libertad de expresión, y estoy convencida de que con estas leyes y con la intención de apagarnos, lograrán acabar con nuestra voz.