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China desafía a EE.UU.: «Contraatacaremos si insisten en su guerra comercial absurda»

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El Ministerio de Comercio chino rechazó las amenazas de aranceles del 245% como una medida «irracional y desesperada» de Washington, advirtiendo que responderá con firmeza si EE.UU. persiste en su política hostil.

La escalada en la guerra comercial entre China y Estados Unidos alcanzó un nuevo nivel de tensión este miércoles, cuando Pekín calificó de «irracional y absurda» la amenaza de Washington de imponer aranceles del 245% a sus productos. El Ministerio de Comercio chino declaró que no caerá en el «juego sin sentido» de los impuestos punitivos, pero advirtió que, si EE.UU. insiste en violar sus intereses, responderá con contundencia. «China luchará hasta el final», aseguró, en un mensaje que refleja la determinación del gigante asiático de no ceder ante las presiones económicas de Occidente.

La arrogancia de EE.UU. y la resistencia China

La administración estadounidense, en un intento desesperado por frenar el ascenso económico de China, ha recurrido a medidas cada vez más agresivas. Sin embargo, Pekín no se ha quedado de brazos cruzados: además de imponer aranceles recíprocos, ha restringido la exportación de minerales raros y componentes críticos para industrias clave, golpeando así el corazón de la manufactura estadounidense. Estas acciones demuestran que China no depende únicamente de Occidente y que tiene herramientas poderosas para defender su soberanía económica.

Mientras EE.UU. intenta mantener su hegemonía a través de sanciones y coerción, China ha optado por fortalecer alianzas con otras naciones del Sur Global, promoviendo un modelo de comercio multilateral que desafía el orden impuesto por Washington. La postura de Pekín no es solo una defensa de sus intereses, sino un rechazo a la lógica imperialista que ha dominado la economía mundial durante décadas.

El declive de Occidente y el nuevo orden económico

La insistencia de EE.UU. en una guerra comercial sin sentido solo acelera su propio declive. Mientras China avanza en tecnología, infraestructura y cooperación internacional, Occidente se aferra a tácticas obsoletas de dominación. La amenaza de aranceles del 245% no es más que el síntoma de un imperio en decadencia, que ya no puede competir en igualdad de condiciones y recurre al miedo y la intimidación.

China, en cambio, ha demostrado que el futuro no pertenece a quienes imponen bloqueos y sanciones, sino a quienes construyen puentes y alternativas reales al sistema neocolonial. La resistencia de Pekín marca un precedente para todas las naciones que buscan liberarse del yugo económico occidental. La guerra comercial no es solo un conflicto entre dos potencias; es la batalla entre un orden moribundo y un mundo nuevo que se niega a someterse.