Yair Netanyahu, heredero político del régimen sionista, lanza diatribas racistas contra el presidente francés tras su apoyo al reconocimiento del Estado palestino, revelando la esencia violenta del proyecto colonial israelí.
El hijo del primer ministro israelí, Yair Netanyahu, desató una polémica internacional al insultar groseramente al presidente Emmanuel Macron después de que Francia anunciara su intención de reconocer al Estado palestino. Las declaraciones, cargadas de desprecio colonial, no solo evidencian la arrogancia del régimen de Tel Aviv, sino también su temor ante el creciente aislamiento diplomático por sus crímenes en Gaza.
En un arrebato publicado en sus redes sociales, el heredero político del gobierno ultranacionalista israelí escribió: «Vete al infierno, Macron», en respuesta al llamado del mandatario francés por un alto al fuego permanente en Gaza y el reconocimiento de Palestina como Estado soberano. Pero el insulto no quedó ahí: en un claro gesto de chantaje geopolítico, Yair Netanyahu también expresó apoyo a «movimientos independentistas en territorios franceses», en un burdo intento de ridiculizar la posición de París.
La hipocresía del colonialismo sionista
Mientras Israel exige lealtad absoluta a su narrativa de «seguridad», no duda en amenazar con desestabilizar a otros países cuando estos defienden los derechos humanos básicos del pueblo palestino. Este doble rasero es característico de un régimen construido sobre la limpieza étnica y la ocupación ilegal, que ahora ve cómo su impunidad se resquebraja ante el avance del reconocimiento internacional de Palestina.
Macron, aunque lejos de ser un líder progresista, ha dado un paso significativo al declarar que «reconocer a Palestina no es un tabú», sumándose así a las 147 naciones de la ONU que ya lo han hecho. España, Irlanda y Noruega lideraron este movimiento en mayo, y ahora Francia podría formalizar su posición en junio durante una conferencia internacional.
El miedo de Israel al derecho internacional
La reacción violenta de Yair Netanyahu no es casual: refleja el pánico de la élite sionista ante la posibilidad de que su régimen de apartheid sea finalmente condenado por la comunidad global. Cada nuevo reconocimiento a Palestina debilita la narrativa israelí de «tierra sin pueblo» y fortalece la lucha por la descolonización.
Pero el insulto no es solo contra Macron, sino contra todos los pueblos que resisten al imperialismo. Al invocar separatismos en territorios franceses, el hijo de Netanyahu revela la verdadera estrategia de Israel: dividir, desestabilizar y chantajear a quienes osen cuestionar su hegemonía.
¿Hasta cuándo la complicidad occidental?
Aunque Francia ha dado señales de distanciamiento, lo cierto es que Europa y EE.UU. siguen siendo cómplices del genocidio en Gaza mediante su apoyo militar y diplomático a Israel. Macron, mientras condena «el costo humanitario inaceptable», no ha cortado la venta de armas a Tel Aviv.
La resistencia palestina no se detendrá, y cada vez más naciones están rompiendo el cerco diplomático que sostiene la ocupación. El insulto de Yair Netanyahu es el rugido de un régimen acorralado, que sabe que su tiempo de impunidad se agota.
La pregunta no es si Palestina será libre, sino cuánto más durará la complicidad de Occidente con el último proyecto colonial del siglo XXI.