Gobernador de Ayacucho abandonó furioso reunión. «Hacen perder la voluntad de trabajar por ustedes», dijo en Mollepata
El gobernador regional de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, protagonizó un tenso enfrentamiento con los habitantes de Mollepata, quienes lo abuchearon y lo acusaron de no cumplir con las obras de infraestructura prometidas.
Durante una reunión pública que debía servir para explicar los retrasos en la ejecución de proyectos, la situación rápidamente se salió de control cuando los pobladores, visiblemente molestos, interrumpieron a la autoridad regional.
Oscorima, cada vez más irritado, intentó defender su gestión afirmando que los problemas se debían a la falta de unidad entre los líderes locales. “¡Únanse, carajo! Si estamos divididos, no vamos a hacer nada”, «hacen perder la voluntad de trabajar por ustedes», espetó en un tono cada vez más frustrado, mientras la multitud lo increpaba sin darle tregua.
La tensión aumentó cuando los asistentes le recordaron las promesas incumplidas de su gestión, especialmente la falta de agua y obras vitales para la comunidad.
Oscorima, insistiendo en que había avanzado en su primer mandato, resaltó su papel en la construcción de la vía de acceso principal, pero sus palabras no apaciguaron el creciente descontento. “Nosotros somos los que sufrimos”, gritó un poblador, mientras otros coreaban reclamos similares.
Ante la constante interrupción, el gobernador visiblemente enfurecido cortó su discurso y decidió abandonar la reunión sin haber ofrecido respuestas claras. Al retirarse, los abucheos de “fuera wayki” lo acompañaron hasta la salida.
Este tipo de incidentes no es nuevo para Oscorima, quien ya había enfrentado abucheos en situaciones similares. Sin embargo, lo ocurrido en Mollepata evidencia una creciente brecha entre el gobernador y los ciudadanos, quienes demandan soluciones reales a sus problemas.
El dato
La insistencia de Oscorima en culpar a la división de los líderes locales por la falta de avances no logró calmar los ánimos, y el hecho de retirarse furioso y sin haber escuchado completamente a su pueblo refuerza la percepción de desconexión entre la autoridad y las necesidades de la comunidad.