En Otro Lenguaje
Por: Jaime Asián Domínguez (*)
“Mi ambición es decir en diez frases lo que otros dicen en un libro”, escribió Nietzsche. Alguien debió pasarle la voz a la presidenta Dina Boluarte que el Mensaje a la Nación tiene que ir directo a la yugular; es decir, obviar la sopa de loro para ofrecer el concentrado de temas que despierta expectativa en la población.
Y es fácil. No se necesita ser adivino para advertir que el Perú vive a salto de mata por la salvaje delincuencia y que los bolsillos están cada vez más vacíos por los sueldos míseros que tenemos. O sea, la gente quiere escuchar cómo se revertirá esta situación para lograr vivir en paz, tener chamba y poder cubrir el costo de la canasta básica.
Eso también se llama reactivación económica y el vídeo final mostrado por la mandataria fue más contundente, a pesar del populismo, que las cinco soporíferas horas hablando ante un Hemiciclo raleado y otros que se dormían. Mucho discurso, cuando el pueblo no siente el cambio.
Así las cosas, resta decir que ojalá sea verdad tanta belleza, me refiero a las promesas viables; aunque muchos entienden que vimos a una Dina Boluarte en el país de las maravillas, fuera de sitio, abusiva con la paciencia de una audiencia que la desaprueba mayoritariamente. En conclusión, mucho ruido y pocas nueces.
¿Quién la asesoró en la confección de este discurso tan hueco, en verbo y sustantivo? Así como los ministros salen en mancha a defenderla ante las investigaciones que enfrenta, pudieron -el premier, por ejemplo- explicarle que a veces mucho es poco, que 79 páginas son nada cuando no hay sustento.
Al leer la crítica, seguramente, Dina Boluarte entrará otra vez de lleno al mutis total porque ya hemos aprendido que para ella la venganza es no hablar con la prensa. Lo que no entiende y tampoco le hacen entender sus asesores es que parte de la abultada animadversión que registra es porque ha cortado el vínculo directo con el país vía los medios de comunicación.
(*) Analista y Consultor de contenidos
—
“Vimos a una Dina Boluarte en el país de las maravillas, fuera de sitio, abusiva con la paciencia de una audiencia que la desaprueba mayoritariamente”.