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Los políticos ya no representan a nadie

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En Otro Lenguaje
Por: Jaime Asián Domínguez (*)

Si nos atenemos a los resultados de la reciente encuesta nacional del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), publicados por el diario La República, ni el Ejecutivo, menos el Legislativo y, tampoco, los eventuales candidatos presidenciales representan los intereses de la población y, más bien, crece la ojeriza hacia quienes tienen incidencia en el despelote que vive el país, lo que se traduce en cifras de desaprobación sumamente altas. Nunca antes el Perú presentó un divorcio tan drástico entre sus autoridades y el ciudadano de a pie.
Vamos por el principio. El 86% de compatriotas pone la cruz a la gestión de Dina Boluarte al mando del Gobierno, fiel reflejo de una desesperante inacción -otros llaman incapacidad- frente a problemas nacionales, como la inseguridad. La mandataria ahora anuncia la División de Investigación de Delitos Transnacionales como otro balazo al aire que su fantasmagórico ministro del Interior no usa el “pico” para explicar cuándo entrará en funciones. Todo parece para mañana y los Rolex siguen marcando las horas aciagas.
El Congreso registra un bien ganado 92% de animadversión y en calles y plazas se preguntan: ¿Hasta dónde llegará este irrespeto a la majestuosidad del Parlamento? Ahí tenemos, por ejemplo, a los “Niños” de Acción Popular con un proyecto para sancionar a los fiscales que filtren información. Es decir, buscan que las inmundicias queden bajo la alfombra, lejos del escrutinio de la prensa, y florezca la impunidad. Y lo que es peor: varios ya se frotan las manos para reelegirse con la bicameralidad hecha a su medida.
Y, ciertamente, la política es un pasto seco donde no reverdecen otras posibilidades de votación para el electorado. La mencionada encuesta mide la aceptación de Keiko Fujimori, César Acuña, Rafael López Aliaga y el inefable Antauro Humala; o sea, las mismas figuritas de siempre y, en el caso del autor del “Andahuaylazo”, el extremismo con todos sus humos, que ya sabemos a qué locura nos puede llevar. Conclusión: al menos por el momento, no hay de dónde escoger.

(*) Periodista y Consultor de contenidos


“Nunca antes el Perú presentó un divorcio tan drástico entre sus autoridades y el ciudadano de a pie”.