El futuro de los corredores complementarios de Lima y Callao pende de un hilo y no se vislumbra una solución inmediata. Esta situación no solo afectará a miles de ciudadanos que dependen de estos servicios para llegar a sus trabajos y centros de estudios, sino que también los obligará a recurrir a los colectiveros informales, quienes aprovecharán la demanda creciente para cobrar tarifas exorbitantes por los pasajes.
Más de 300 mil usuarios de distritos como San Juan de Lurigancho, La Molina y Ate serán los más perjudicados por esta suspensión definitiva. Los operadores de los corredores han fijado como plazo máximo el jueves 29 para encontrar una solución a sus demandas, y se espera una crucial reunión que tendrá lugar mañana, miércoles 28 de junio, en la sede de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU).
La alerta de suspensión se ha venido gestando desde hace meses debido a las millonarias pérdidas que han sufrido los consecionarios de los corredores, lo cual ha resultado en una disminución de autobuses. Además, otro problema grave que se ha exacerbado es la competencia desleal por parte de los colectiveros y las combis informales.
El representante de los Corredores Complementarios, Gerardo Hermoza, dijo desconocer el plan B de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) si se concreta el anuncio de que dicho sistema dejaría de operar a fines de junio.El vocero mencionó que las concesionarias no tienen más dinero para seguir solventando el sistema, por lo que exigen la remuneración correspondiente.
«Nosotros no estamos pidiendo que se nos pague mañana, nosotros estamos pidiendo que haya la intención de firmar una adenda que se comprometa a eso. Sabemos que la adenda puede demorar más tiempo, pero sí el MEF no se pronuncia, que es el organismo que decide sí esto va o no va, no tenemos opciones», añadió en su intervención.
Cada día hay menos buses en los corredores
En la actualidad, solo circulan 750 buses de los 5.000 que deberían formar parte del servicio de los corredores, lo que representa apenas el 15% de la flota. El incumplimiento del contrato ha llevado a que las unidades disminuya con el tiempo, perjudicando así a los usuarios y fomentando la proliferación del transporte informal.
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Un ejemplo claro de esta problemática se puede observar en la avenida Arequipa, donde el Corredor Azul comenzó con 150 autobuses, pero en casi 9 años esa cifra se redujo a 140. Los colectiveros informales han aprovechado la necesidad de movilización de las personas para competir en este sector.