Es la mayor de tres hermanos y toda su niñez la vivió con sus padres en una casita de adobe y tejas en su comunidad ubicada a ocho horas de Huaraz. Su perseverancia, alto rendimiento académico e ímpetu le valieron para obtener una beca e iniciar
estudios superiores en la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.
Ella tiene el claro objetivo de culminar su profesión para pronto regresar a su pueblo y apoyar a su familia a salir adelante. Sus progenitores la inscribieron en el programa Juntos desde que tuvo un año, hecho que le permitió acceder a una ayuda económica durante toda su etapa escolar, cumpliéndose así el objetivo del programa Juntos: promover el acceso a servicios de calidad en salud y educación.
Las enseñanzas de sus comprometidos padres la hicieron, una joven agradecida con lo que la vida le ha dado a sus cortos 17 años. “Agradezco al programa Juntos por todo el acompañamiento que nos ha dado a mí y a otros estudiantes en todo este proceso”, comentó la joven.
Los deseos de superación, permitieron superar el cansancio que le significaba caminar cerca de una hora desde su casa hasta el colegio. Desde las 5.30 de la mañana, ayudaba a su madre a preparar el desayuno y otras tareas para luego ir a sus clases.
Durante toda su etapa escolar siempre destacó, obtuvo los primeros puestos y se ubicó en el tercio superior de su escuela.
A través de las visitas y seguimientos que realiza Juntos, sus padres entendieron el valor y la importancia de la educación de sus hijos para la mejora de la calidad de vida.
Con las ideas claras y la intención de compartir su experiencia, ahora Lindaura desea que los jóvenes como ella sigan perseverando por alcanzar sus sueños. “A los que están en la secundaria o ya terminaron que no se rindan, que sigan estudiando, que la perseverancia es lo primordial, para que sigan adelante y sean muy buenos profesionales en la carrera que les gusta, y sean héroes de su propia historia y así ayudar a su familia y a su comunidad”, finalizó.
