Las protestas ciudadanas contra el gobierno y el Congreso de la República continúan en diversas ciudades del Perú, y cada vez son más hostiles. El martes pasado, el congresista de Acción Popular, Edwin Martínez, fue agredido con una botella de agua por un manifestante mientras se encontraba en Arequipa para participar en una mesa de trabajo con consejeros regionales.
Martínez reaccionó con violencia, agarrándose a golpes con su atacante y propinándole patadas. La policía tuvo que intervenir para evitar que el incidente llegara a mayores.
Por su parte, la presencia de la ministra de Inclusión y Desarrollo Social, Diana González, también fue rechazada por los manifestantes, quienes le lanzaron huevos y tomates mientras corría hacia su camioneta.
CUSCO
En Cusco, el ministro de Inclusión y Desarrollo Social, Julio Demartini, fue recibido con huevos y tomates por un grupo de pobladores en la provincia de Calca, mientras supervisaba el programa Cuna Más en la comunidad de San José Urco. Los manifestantes reclamaban por las muertes ocurridas durante las protestas.
La situación se agravó cuando los manifestantes retuvieron a las autoridades locales y al personal del programa Cuna Más durante cuatro horas en la Municipalidad de Calca. La comitiva tuvo que esperar a que los protestantes se dispersaran para poder salir.
Estos incidentes reflejan el creciente descontento de la población peruana con el gobierno y el Congreso de la República, y la incapacidad de las autoridades para gestionar adecuadamente las demandas ciudadanas.
La violencia no es la solución a los problemas del país, y es necesario que las autoridades tomen medidas efectivas para atender las demandas ciudadanas de manera pacífica y respetuosa.
