La única salida democrática a la crisis es una Asamblea Constituyente

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    La politóloga y antropóloga Carmen Ilizarbe analiza las dinámicas de las protestas sociales y advierte que el Estado no ve como interlocutores válidos a los sectores movilizados.

    La politóloga y antropóloga Carmen Ilizarbe consideró que en la actual crisis política que atraviesa el Perú, “instaurar una asamblea constituyente es la única salida potencial democrática”.

    En diálogo con EFE, Ilizarbe advirtió que “esa sería una buena salida por la vía pacífica en este momento, revisar la Constitución y hacer una nueva”, en tanto un proceso constituyente “permitiría generar nuevos liderazgos, nuevas agendas y tener espacios de deliberación en diferentes niveles”.

    En su nuevo libro La democracia y la calle. Protestas y contrahegemonía en el Perú (Instituto de Estudios Peruanos), Ilizarbe analiza las protestas como instrumento de soberanía popular desde el estallido social del año 2000, en el marco de la Marcha de los Cuatro Suyos, contra la dictadura fujimorista.

    La autora sostiene en su libro que desde el 2000 “cambió el orden político en Perú, pero en la economía los cambios importantes que se esperaban quedaron inalterados”.

    “Hay distintas formas de plantear demandas y requerimientos al Estado, pero yo pensaría que el problema más importante de fondo es que, difícilmente, los distintos grupos que protestan, como urbanos, rurales, sindicalizados, jóvenes, estudiantes y el grupo más grande y situado en zonas rurales, alejado de Lima o de los grupos de poder, no son considerados interlocutores válidos del Estado”, apuntó.

    Por ello, considera que las protestas no ocurren porque esa es la primera opción de los ciudadanos, sino que se producen después de memoriales, cartas y una serie de canales institucionales que en Perú no funcionan efectivamente.

    “Entonces se vuelve una especie de pugna, un poco por torcerle el brazo al gobierno de turno o a las autoridades contra las que reclaman”, agregó.

    Ilizarbe enfatizó que Perú no tiene partidos políticos fuertes, los ciudadanos sienten que no son representados por las instituciones y salen a la calle para ejercer un poder político que no termina de resolver los problemas.

    En esa línea, advirtió que por treinta años, en Perú no se ha reconstruido el sistema de partidos políticos y no surgen nuevas organizaciones importantes que puedan articular identidades partidarias que tengan ideología, programas, líderes visibles, militancias y grupos organizados a nivel nacional.

    “Es frente a esa ausencia que aparece el espectro de la calle y estas formas de autorepresentación, pero que igual han sido muy desarticuladas. Desde la calle, en el mejor de los casos, se logra obtener un poder de veto, pero no alcanza para reconstruir el sistema político ni la dinámica económica”, señaló.

    En Perú, más allá de las instituciones, existe un espacio de participación política ciudadana que es la calle, “otra forma de una esfera pública política con una serie de elementos interesantes para repensar las posibilidades de democracia”, concluyó.