Jaime Herrera Atalaya
Ha pasado un mes y las imágenes de heridos y muertos acarreados como sea al hospital de Juliaca difícilmente podrán ser olvidadas. El 9 de enero una brutal masacre policial dejó 18 civiles asesinados, cientos de heridos y un policía quemado vivo.
Para Erick Carlovisa, poblador de Azángaro, la presidenta Dina Boluarte debe tener en cuenta que Juliaca no se olvidará de esta matanza. “Nosotros no somos terroristas. Somos del pueblo”, señala al diario Uno.
Esa fecha los escenarios de la matanza fueron las zonas adyacentes al aeropuerto Inca Manco Capac y algunas calles del centro, donde las evidencias del ensañamiento contra el pueblo permanecen. En los muros separadores de la vía al aeropuerto se puede notar hasta 11 impactos de bala en menos de dos metros cuadrados.
Violencia
La violencia no sólo fue dirigida a los manifestantes, también mataron a tres adolescentes y a un médico que en ese momento atendía a los heridos de la represión.
La madre de uno de los adolescentes dice a la prensa extranjera que ha llegado para cubrir la masacre: “Quiero justicia para mi hijo, hoy ya cumplió un mes que lo han baleado esos malditos policías terroristas, era inocente, un niño que estaba regresando a mi casa” señala llorando
El pueblo de Juliaca no sólo arrastra la pérdida de sus seres queridos, sino también la impunidad de este crimen. Para Raúl Samillán, el médico Marco Antonio Samillán, asesinado cuando auxiliaba heridos de la represión dice, “todos sabemos que estos poderes están politizados, y mientras la señora Dina Boluarte no renuncie, y haya unas nuevas elecciones y un nuevo congreso, esto va a seguir así. no encontramos justicia, no sabemos a dónde recurrir”
Para el gobierno no es suficiente desatender a los deudos, sino que además los persigue acusándolos de terroristas, tal como lo refiere Guadalupe Apaza, directora de radio La Decana de Juliaca, quien rechaza la versión de las balas dun dun, de los bolivianos y de los llamados ponchos rojos de Bolivia.
Afectados
De otro lado está el drama de quienes esperan poder recobrar la salud, más de cien heridos, algunos de ellos incluso no volverán a ver o caminar y, aun así, tienen que verse por sí solos o con la caridad de los vecinos para llevar su tratamiento.
Según Enrique Álvarez de la Mesa de Concertación de Lucha contra la pobreza “muchos de ellos van a tener un proceso de seis meses para que se puedan recuperar “por ejemplo problemas de vista, problemas de columna, han tenido una bala alojada al costado de la columna, otros que también han tenido problemas de estómago y que va a entrar en una tercera operación” indicó.
Ha pasado un mes desde la masacre de Juliaca, y las protestas en Perú no cesan. En Puno como en todo el Perú la población sigue en las calles exigiendo la renuncia de la presidencia Dina Boluarte, el cierre del Congreso y la convocatoria a nuevas elecciones generales y a un referéndum constituyente.
