Operativo se ejecutó bajo protocolos de seguridad hacia establecimientos de Trujillo y Cajamarca tras detectarse planes de motín con toma de rehenes por parte de los reclusos
El Instituto Nacional Penitenciario trasladó el domingo 21 de diciembre a 21 internos de alta peligrosidad desde el penal de Chiclayo hacia los establecimientos de Trujillo y Cajamarca. La inteligencia penitenciaria detectó que estos reclusos planificaban una fuga y organizaban un motín con toma de rehenes para negociar su libertad. La medida forma parte de las acciones de control impulsadas por el presidente del INPE, Iván Paredes, para garantizar la seguridad en las cárceles del país.
Inteligencia detectó planes de fuga y motín
La oficina de inteligencia penitenciaria identificó que los 21 internos estaban involucrados en acciones que vulneran la seguridad del establecimiento. Los reclusos no solo preparaban su fuga. También habrían estado organizando un motín que incluía la toma de rehenes como mecanismo de negociación para conseguir su libertad.
Los trasladados pertenecen al régimen cerrado ordinario y especial. El operativo se desarrolló bajo estrictos protocolos de seguridad. Funcionarios de la Oficina Regional Norte del INPE encabezaron la operación.
Resolución respalda reordenamiento penal
La Resolución Directoral N° 541-2025-INPE/ORNCH respalda el traslado de estos internos. Esta normativa apunta al reordenamiento de los reclusos que representan un alto riesgo o amenaza a la seguridad de los penales. La medida también busca reducir los niveles de criminalidad dentro de los centros carcelarios.
El traslado de internos entre establecimientos constituye una estrategia para desarticular redes delictivas que operan desde las cárceles. La dispersión de estos grupos dificulta la coordinación de actividades ilícitas y planes de fuga.
El instituto penitenciario reafirmó su compromiso frente a la lucha contra la extorsión y la criminalidad. El INPE indicó que redoblará esfuerzos para contribuir a la seguridad ciudadana y la tranquilidad de los peruanos. Las medidas de control se intensifican en un contexto donde las organizaciones criminales operan desde los establecimientos penitenciarios.
