El fiscal Carlos Rodrigo Mera Palomino dio positivo en prueba de alcoholemia tras ser intervenido en Huancayo. El caso expondría irregularidades en el procedimiento y posible protección e encubrimiento.
Un fiscal anticorrupción protagonizó la noche del 11 de diciembre un hecho que desnuda la doble moral del sistema de justicia peruano. Carlos Rodrigo Mera Palomino, de 48 años, fue detenido mientras conducía su vehículo de placa M5Y-449 por la intersección de las calles Centenario y Leandra Torres en Huancayo. La acusación: manejar en estado de ebriedad, el cual tipifica como delito contra la seguridad pública que él mismo debería perseguir.
El examen cualitativo practicado en la comisaría dio positivo. Ante este resultado, debía extraerse sangre para la prueba confirmatoria. Pero aquí comenzó el teatro: el fiscal afirmó que le habían «cambiado su sangre». Luego admitió haber bebido dos vasos de vino. La contradicción es evidente, pero la protección corporativa no actuó de inmediato.
El blindaje institucional en acción
Apenas se iniciaron las diligencias, dos fiscales adjuntos aparecieron en la comisaría. Según el acta de ocurrencias, estos colegas argumentaron que no se garantizaron los derechos del detenido porque carecía de abogado. Una curiosa preocupación por las garantías procesales que rara vez se manifiesta cuando el detenido es un ciudadano común.
Otro hecho que pone en duda la trasparencia del caso es que, el comisario de Huancayo David W. Ramírez Panta emitió a las 21:24 horas el Oficio N° 1964-2025 ordenando el examen de dosaje etílico. Horas después, el mismo comisario dispuso un segundo examen mediante el Oficio N° 1966-2025. Esta duplicidad de órdenes resulta sospechosa y sugiere presión para manipular el procedimiento.
Mera Palomino intentó justificar su situación alegando que sería víctima de represalias por investigar a la Sanidad Policial por corrupción. Una defensa que pretende convertir al victimario en víctima, estrategia frecuente entre quienes ostentan poder.
Violación flagrante del Código de Ética
Según lo mencionado por el abogado Wider HERREA LAVADO. El fiscal habría transgredido el artículo 33 de la Ley de Carrera Fiscal, específicamente los numerales 1 y 20. Estos establecen que todo fiscal no solo debe defender la legalidad, cumplir y hacer cumplir la Constitución y el ordenamiento jurídico, sino también, debe guardar en todo momento una conducta intachable, así como su deber dispuesto en el Art. 1 del Código de Ética del Ministerio Público. En consecuencia el fiscal Mera Palomino, debe ser destituido del cargo.
La pregunta es inevitable: ¿qué corona lleva en su frente el fiscal Rodrigo Mera Palomino? ¿Por qué un funcionario encargado de perseguir la corrupción recibe tratamiento preferencial cuando infringe la ley? Entre fiscales se ayudan, y los casos quedan en impunidad. Esta es la triste realidad del sistema judicial peruano.
El resultado del segundo examen quedará en manos de la sección SIAT para las investigaciones correspondientes. Pero la experiencia enseña que estos casos se diluyen con el tiempo. Mera Palomino debe ser destituido del cargo sin contemplaciones. La justicia no puede tener dos varas de medición.
