Una negativa de Betssy Chávez y su renuncia inmediata tras escuchar el mensaje presidencial lo apartaron del núcleo que ejecutó la ruptura constitucional del 7 de diciembre de 2022. La Corte Suprema lo absolvió mientras condenaba al expresidente a más de 11 años de cárcel.
El exministro de Trabajo Alejandro Salas estuvo a un paso de terminar procesado por el fallido golpe de Estado del 7 de diciembre de 2022. Una combinación de circunstancias reveladas durante el juicio oral contra Pedro Castillo lo dejaron fuera del banquillo. Según la declaración del propio Castillo ante la justicia, minutos antes de leer su mensaje a la Nación pidió expresamente que Salas ingresara al despacho presidencial. Betssy Chávez, entonces jefa del Consejo de Ministros, le respondió que no era oportuno. Ese freno interno evitó que el exministro apareciera cerca del círculo que acompañó la ruptura del orden constitucional.
El tribunal descarta cualquier vínculo
La Sala Penal Especial de la Corte Suprema incorporó esta secuencia en el análisis de responsabilidad del entorno cercano del exmandatario. La magistrada Norma Carbajal, ponente de la sentencia, precisó que no existían elementos que vincularan a Salas con la decisión de Castillo de anunciar la disolución del Congreso, la reorganización del sistema judicial y la intervención de la Fiscalía. El tribunal sostuvo que el exministro no fue parte de la preparación del mensaje y tampoco tuvo conocimiento previo del mismo.
La Fiscalía verificó este punto a partir de su testimonio temprano en el proceso. Durante el juicio, Salas fue el primer testigo en declarar. En su manifestación ante la fiscal adjunta suprema Alejandra Cárdenas, aseguró que desconocía por completo el contenido del mensaje presidencial. Solo comprendió la gravedad de la situación al oírlo en transmisión oficial.
La renuncia que marcó la diferencia
Según su reconstrucción, al escuchar el anuncio entendió de inmediato que se trataba de un quiebre constitucional. Decidió renunciar de forma irrevocable. El exministro relató que, tras enterarse del mensaje, acudió al Despacho Presidencial para confrontar directamente al entonces mandatario. Allí le advirtió que había cometido un delito y que las consecuencias serían inevitables.
Fue en ese intercambio cuando Castillo pronunció la frase que marcaría las horas posteriores: «No tenía los votos», en referencia a la tercera moción de vacancia que se debatía ese mismo día en el Congreso. La defensa de Castillo insistió en que se trató de una reacción desesperada. La Fiscalía lo consideró una acción premeditada de conspiración y sedición.
El testimonio de Salas fue determinante para deslindar su responsabilidad. Para la Fiscalía, su reacción inmediata, su renuncia y su confrontación con el expresidente evidenciaron que no participó, no avaló y no tuvo conocimiento previo del plan. Además, la referencia de Castillo a que quiso que Salas pasara a su despacho antes del mensaje —lo que no ocurrió por decisión de Chávez— confirmó que el exministro quedó fuera del núcleo ejecutor casi por azar.
Este jueves 27 de noviembre de 2025, la Corte Suprema condenó a Pedro Castillo a 11 años, 5 meses y 15 días de prisión efectiva por el delito de conspiración para rebelión. Además le impuso dos años de inhabilitación. Salas, en cambio, quedó completamente desvinculado del caso gracias a ese minuto en que no entró al despacho y a su renuncia inmediata tras escuchar el mensaje golpista.



