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Ex congresista Torres Caro fue al Congreso y les dijo en su cara:“En el Congreso solo se hablan huevadas”

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Primero fue Raúl Noblecilla… y ahora Torres Caro: en la casa de las leyes ya solo escuchan insultos, reclamos y verdades incómodas. El Congreso de la República atraviesa su peor momento de legitimidad. La crisis ya no se mide solo en encuestas: ahora se mide en cómo los ciudadanos y hasta los abogados que acuden a sus comisiones les hablan sin filtros, con frases que hace unos años hubieran sido impensables en un Parlamento.
En menos de 48 horas, dos abogados de alto perfil —Raúl Noblecilla y Carlos Torres Caro, defensor del expresidente Pedro Castillo— han dejado en evidencia la pérdida total de
respeto y credibilidad hacia un Congreso que vive entre escándalos, blindajes y peleas internas.
NOBLECILLA: “USTEDES
NO BUSCAN LA VERDAD,
BUSCAN UN MONTAJE
POLÍTICO”
Durante la presentación por el caso de Betssy Chávez y Pedro Castillo, Raúl Noblecilla no dudó en enfrentar a los congresistas con frases durísimas, acusándolos de convertir los procesos parlamentarios en “espectáculos grotescos”, “juicios políticos prefabricados” y “circos sin sentido de justicia”.
Su intervención dejó a la comisión sin reacción. Noblecilla remató señalando que el Congreso ha perdido toda credibilidad para juzgar a alguien, porque “primero condenan y después inventan la acusación”.
TORRES CARO:
“AQUÍ SOLO HABLAN
HUEVADAS”
Si lo de Noblecilla ya había remecido el Legislativo, lo de ayer lo pulverizó. El abogado Carlos Torres Caro, defensor de Pedro Castillo, llegó a la Comisión y —hastiado del clima político, las interrupciones y el tono inquisitivo de ciertos congresistas— soltó la frase que ya recorre todas las redes:
“Aquí solo hablan huevadas. No se puede argumentar nada serio con ustedes.”
La expresión provocó un escándalo inmediato, pedidos de “orden”, micrófonos cortados y amenazas de expulsión… pero también una realidad inocultable: los propios invitados ya no temen ni respetan a los parlamentarios.
UN PARLAMENTO
QUE NI SUS PROPIOS
INVITADOS TOMAN
EN SERIO
Los dos episodios reflejan lo que vive el país:
• Un Congreso con 89%
de desaprobación,
• Rodeado por denuncias de corrupción, blindajes, cambios express de
reglas y arbitrariedades,
• Actuando como si no  fuera responsable ante nadie.
En ese contexto, las comisiones se han convertido en escenarios donde los abogados, ciudadanos y especialistas llegan más para denunciar abusos que para responder preguntas.
El Parlamento es hoy un símbolo del deterioro institucional: se ha convertido en un espacio donde ya nadie cree, nadie respeta y nadie siente que valga la pena guardar formalidades.
EL SÍNTOMA DE
UNA CRISIS MAYOR
Los insultos, reclamos y confrontaciones son solo la superficie de un problema más profundo:
• El Congreso perdió autoridad moral.
• Se ha divorciado del país real.
• Ya no representa a nadie, ni inspira respeto ni temor. Mientras el Legislativo continúa con destituciones, inhabilitaciones selectivas y persecuciones políticas, la población —y hasta quienes van a las sesiones— solo ven un organismo desbordado, sin rumbo y sin legitimidad.