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Un eco de campañas pasadas: El regreso de los muertos vivientes

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No hay novedades en el frente: discursos desgastados, narrativas prepotentes y lenguaje memístico.

Estamos condenados a asistir a las urnas con un colador en las manos

• Radiografía de este ‘más de lo mismo’ que encontraremos en la inmensa cédula de sufragio.
Por: Mariano Arana Bazán
El Perú es un escenario donde los nombres vuelven como fantasmas que se niegan a descansar. Cada elección presidencial es una repetición, un eco de campañas pasadas: Keiko Fujimori reaparece, Rafael López Aliaga insiste, César Acuña se reinventa, George Forsyth y Yonhy Lescano regresan, todos con la misma terquedad de que el elector olvidará sus derrotas y errores. La política peruana se ha convertido en un teatro de reincidencias, donde la experiencia acumulada se confunde con legitimidad y los fracasos previos se maquillan como virtudes.
Estamos ante el regreso de los muertos vivientes, aunque muchos insistan en que en nuestro país no existen cadáveres políticos.
Keiko Fujimori, con su cuarta postulación, simboliza la obstinación disfrazada de vocación. Después de tres derrotas, investigaciones judiciales y años de ociosidad funcional, su retorno no parece una apuesta democrática sino un acto de supervivencia. Keiko no ofrece una renovación, sino la reedición de una vieja disputa nacional: fujimorismo versus antifujimorismo, una grieta que el país no logra cerrar (ya lo escuchamos en Trujillo). Su candidatura no busca reconciliar, sino mantener viva la fractura que le da oxígeno político y manutención.
Rafael López Aliaga, por su parte, representa la inconsistencia con pellejo y todo. Su falta de palabra, evidente en promesas incumplidas (abandonó Lima y dónde está la capital potencia mundial), revela que su conservadurismo es más una pose que una convicción. Cambia de tono y enemigo según sopla el viento mediático, apelando a un público cansado pero crédulo. Su estilo de prédica moralista encubre la ausencia de un plan real: mucho ruido, poca sustancia.
Y César Acuña, eterno aspirante, ha convertido la política en un lenguaje de memes. Su discurso trivial y sus frases virales sustituyen la idea por el eslogan, la propuesta por la ocurrencia. En él, la política ya no se comunica, se caricaturiza. ‘Plata como cancha’ Acuña no busca convencer, sino figurar, confiando en que la exposición constante puede más que la coherencia. Un viejo dicho profesa: Era tan pobre que solo tenía dinero.
‘Ken’ Forsyth y Lescano completan el elenco de los reincidentes. Cada uno juega con la nostalgia de su momento fugaz de popularidad, creyendo que los votos se conservan en el tiempo como si fueran medallas guardadas en un cajón.
LA PAJA DEL TRIGO. La verdadera amenaza no está en un solo nombre, sino en la suma de todos. En la saturación de opciones, en la proliferación de candidaturas que confunden más de lo que iluminan. La polarización vuelve a dominar la conversación, pero esta vez acompañada de una dispersión abrumadora. Los electores, enfrentados a una cedula interminable, deberán ir a las urnas con un colador en la mano, tratando de separar lo rescatable de lo redundante, lo serio de lo chistoso, la paja del trigo.
Y, al final, quizás la gran pregunta no sea quién ganará, sino qué quedará en pie después de otra campaña hecha de promesas rotas, polarización fingida y discursos huecos. Porque en el Perú, más que elegir al próximo presidente, parecemos condenados a elegir entre los restos de lo que alguna vez fue la política. El mal menor, como suele decirse.

“La carta de presentación de Rafael López Aliaga es la de los trenes botados en un emporio ferroviario de Lima, esperando su fundición. Un desastre. No pudo con Lima, no podrá con el Perú. Incapacidad total”.
Vladimir Cerrón
Líder de Perú Libre

“Que los datos de los peruanos estén expuestos es responsabilidad de Keiko Fujimori y su bancada, que se negaron a aceptar su derrota electoral. Así opera el fujimorismo, aunque eso signifique poner en riesgo la seguridad del país”.
Sigrid Bazán
Congresista

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• El Reniec reveló que 2.5 millones de ciudadanos peruanos votarán por primera vez en elecciones generales de 2026.
• Ciudadanos entre 30 y 39 años representan el grupo más numeroso y el padrón mantiene una equidad de género casi perfecta.