Lideresa de Fuerza Popular oficializó su nueva postulación para el 2026.
 La plancha presidencial la completan el oportunista Luis Galarreta y el perro faldero de Keiko, Miguel Torres.
 El fujimorismo se encamina así a otra derrota electoral anunciada.
Keiko Fujimori confirmó este jueves su cuarta candidatura presidencial para las elecciones de 2026. La dirigente de Fuerza Popular formalizó su postulación en un acto partidario donde presentó su equipo de campaña. La fórmula incluye a Luis Galarreta como primera vicepresidencia y Miguel Torres en la segunda. El Tribunal Electoral Nacional del partido publicó la lista completa de candidatos aptos para la bicameral. Entre los nombres destacan viejos conocidos del fujimorismo: Martha Chávez, Alejandro Aguinaga, Carlos Tubino y Pier Figari.
LA FÓRMULA DEL
ETERNO RETORNO
Keiko Fujimori volverá a intentarlo. Su cuarta postulación presidencial
replica la estrategia de siempre: rodarse de las mismas caras. Luis Galarreta Velarde repite como candidato a la primera vicepresidencia. Ya ocupó ese lugar en 2021. El actual secretario general del partido carga con años de
experiencia parlamentaria. Fue presidente del Congreso. Es uno de los operadores políticos más cercanos a la familia Fujimori. Miguel Torres Morales completa el binomio. El abogado y subsecretario general postula a la segunda
vicepresidencia y al Senado simultáneamente. Torres se convirtió en portavoz habitual de la defensa legal de Keiko. Ha defendido cada una de sus batallas judiciales. Su inclusión confirma que el entorno de confianza de la candidata sigue intacto.
La confirmación llegó un día después de que el partido publicara la nómina oficial. El congresista Ernesto Bustamante anticipó la noticia. Luego apareció el documento del Tribunal Electoral Nacional de Fuerza Popular en la web partidaria. El comunicado instruye a los candidatos a reunirse por circunscripción. Deben definir en consenso el orden final de las listas.
EL SENADO DE LOS HISTÓRICOS
La lista al Senado concentra poder y veteranía fujimorista. Martha Chávez Cossío encabeza el grupo. Fue presidenta del Congreso. Es una de las fundadoras del movimiento. Representa la línea dura del partido. Alejandro Aguinaga la acompaña. El médico fue ministro de Salud durante el gobierno de Alberto Fujimori. Actual congresista, enfrenta cuestionamientos por su rol en el programa de esterilizaciones forzadas de los años noventa. Carlos Tubino Arias Schreiber figura también en la nómina. El vicealmirante en retiro ha sido congresista en múltiples ocasiones. Defiende posiciones conservadoras en seguridad y orden interno. Fernando Rospigliosi Capurro, actual presidente del Parlamento y exministro del Interior, refuerza el perfil de gestión. Martha Moyano Delgado, hermana del excongresista Kenji Fujimori, mantiene su espacio en la lista. Es congresista en funciones. Completan el grupo Nilza Chacón Trujillo, Patricia Juárez Gallegos, Marco Miyashiro Arashiro y Karla Schaefer Cuculiza. Todos tienen experiencia parlamentaria previa. Ninguno representa renovación.
DIPUTADOS: ENTRE LEALTADES
Y CASOS JUDICIALES
La Cámara de Diputados replica el patrón. Cecilia Chacón de Vettori postula con tres periodos parlamentarios en su haber. Es un ícono del fujimorismo moderno. Diethell Columbus Murata, abogado y exlegislador, fue portavoz del
bloque durante debates clave. Defendió reformas polémicas con vehemencia.
Rosangella Barbarán Reyes aparece como representante de las voces jóvenes. Es congresista activa. La acompañan Karina Beteta Rubín, Arturo Alegría García, Rafael Aíta Campodonico, Liliana Takayama Jiménez y Auristela Obando Morgan. Algunos tienen experiencia en gestión municipal y regional.
El nombre más controversial es Pier Figari Mendoza. El exasesor cercano a Keiko Fujimori protagonizó investigaciones judiciales por el caso Cocteles. Fuentes citadas por Perú21 afirman que su inclusión es un gesto de reconocimiento. Habría mantenido lealtad durante los momentos más difíciles del fujimorismo. Su postulación evidencia que el partido premia la fidelidad por encima de la transparencia.
La estrategia territorial se refuerza con candidatos de regiones. Buscan
proyección fuera de Lima. Pero los perfiles siguen siendo los mismos. No hay caras nuevas que marquen diferencia.
LA ETERNA CANDIDATA
QUE NUNCA GANA
Keiko Fujimori acumula tres derrotas presidenciales. Perdió en
2011 frente a Ollanta Humala. Cayó en 2016 ante Pedro Pablo Kuczynski
por menos de 40 mil votos. En 2021 la venció Pedro Castillo en segunda
vuelta. Cada vez prometió renovación. Cada vez ofreció aprender de los errores. Ninguna promesa se cumplió.
En 2018, tras perder la segunda vuelta ante Kuczynski, Keiko declaró
públicamente que no volvería a postular. “He tomado la decisión de no ser
candidata presidencial nuevamente”, dijo entonces. La promesa duró poco.
En 2021 volvió a intentarlo. Perdió otra vez. Ahora regresa por cuarta ocasión.
La palabra empeñada no significa nada para quien solo entiende el poder como destino familiar.
El fujimorismo lleva 35 años marcando la política peruana. Desde
el autogolpe de 1992 hasta hoy, su sombra persiste. Alberto Fujimori cumple condena por violaciones a los derechos humanos y corrupción. Keiko enfrenta investigaciones por lavado de activos y organización criminal. Su hermano Kenji fue expulsado del Congreso por intentar comprar votos para salvar a Kuczynski. El partido se presenta como opción democrática, pero sus prácticas contradicen el discurso.
La cuarta candidatura es un acto de obstinación. No representa renovación ni cambio. Es más de lo mismo.Los mismos apellidos, las mismas caras, las mismas promesas vacías. Keiko Fujimori quiere ser presidenta porque cree que el poder le pertenece por herencia. No entiende que el país ya dijo que no tres veces. Insiste en un proyecto político agotado, anclad0 en el pasado, sin propuestas nuevas ni liderazgos frescos.
El fujimorismo ha sido una maquinaria eficiente para perpetuarse en el poder legislativo. Controla bancadas, negocia con otros grupos, bloquea reformas que afecten sus intereses. Pero gobernar el país es otra cosa. Keiko nunca lo logró. Difícilmente lo logrará ahora. Su cuarta postulación no es valentía política. Es incapacidad para aceptar que su proyecto fracasó. Es aferrarse a un apellido como única carta de presentación.
La herencia que no se gana en las urnas
El fujimorismo gobierna el Congreso pero pierde cada elección presidencial.
Keiko Fujimori confunde poder legislativo con respaldo popular. Sus tres derrotas consecutivas demuestran que el país rechaza su proyecto. Sin embargo, insiste en presentarse como la salvadora del Perú. No propone ideas nuevas. Solo recicla las mismas caras de siempre. Martha Chávez, Aguinaga, Tubino y ahora Figari conforman un equipo que representa décadas de cuestionamientos judiciales y políticos.
La candidata cree que el poder le corresponde por apellido. Las urnas le han dicho tres veces que no. Su obstinación no es virtud. Es incapacidad para entender que el país ya pasó la página del fujimorismo. Esta cuarta candidatura es el último intento de una dinastía política que se niega a aceptar su derrota histórica. El problema no es solo Keiko. Es un proyecto político agotado, sin futuro, que solo mira al pasado y se alimenta de lealtades personales en lugar de ideas. El Perú merece más que una eterna candidata que solo sabe perder.
DATO: KEIKO FUJIMORI postula por cuarta vez a la presidencia con Luis Galarreta y Miguel Torres como vicepresidentes. La lista al Senado incluye a
Martha Chávez, Alejandro Aguinaga y Carlos Tubino. Pier Figari, investigado en
el caso Cocteles, postula a diputado. La candidata perdió las elecciones
de 2011, 2016 y 2021. En 2018 prometió no volver a postular. Rompió esa promesa en 2021 y ahora vuelve a hacerlo en 2026.
 
			 
		