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Pimentel inaugura la primera estatua del papa León XIV en Perú

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La escultura de 2.60 metros forma parte de la Ruta del Papa, un circuito turístico religioso impulsado en Lambayeque


El distrito de Pimentel develó la primera estatua del papa León XIV durante la celebración de su 105° aniversario. La obra, elaborada por el escultor monsefuano Jaime Cachay en fibra de vidrio, mide 2.60 metros de altura y se ubica en el segundo malecón del balneario chiclayano, cerca del tradicional muelle. La ceremonia incluyó decoraciones con globos blancos y amarillos, los colores oficiales del Vaticano.


Un proyecto de turismo religioso


La estatua se integra al circuito Caminos del Papa León XIV, también conocido como Ruta del Papa. Este recorrido turístico busca vincular diversos puntos de la región Lambayeque bajo un eje que combine fe católica y desarrollo económico local. Las autoridades distritales apuestan por esta iniciativa para atraer visitantes interesados en el turismo religioso y generar flujo comercial en una zona con tradición católica arraigada.


La obra y su autor


Jaime Cachay, escultor natural de Monsefú, trabajó la pieza completamente en fibra de vidrio. La estatua descansa sobre un atril de madera que funciona como base. Cachay tiene experiencia reconocida en obras religiosas y monumentales a lo largo de Lambayeque, lo que le valió la comisión para este encargo oficial.


La elección del material responde a criterios de durabilidad frente a la humedad del balneario. La fibra de vidrio resiste mejor las condiciones climáticas costeras que otros materiales tradicionales.


Una segunda estatua en camino


El proyecto no termina en Pimentel. Chiclayo ciudad espera la próxima inauguración de otra estatua del papa León XIV. Esta segunda obra medirá cinco metros de altura y se instalará en la entrada de la ciudad capital.


Ambas esculturas forman parte de un plan más amplio de promoción turística y religiosa. Las autoridades regionales buscan consolidar a Lambayeque como destino del turismo de fe en el norte peruano. La apuesta es clara: convertir la figura papal en un símbolo que articule identidad religiosa y desarrollo económico territorial.