Usuarios en Google Maps rebautizan al Congreso de la República como ‘Palacio de las ratas’: Parlamento tiene 93% de rechazo
Según la encuesta del IEP, más del 90 % de limeños reprueba al Legislativo, una percepción que se agudiza entre los ciudadanos de 25 a 39 años, donde el rechazo alcanza el 95 %
Este miércoles 3 de setiembre, nuestro Congreso de la República fue renombrado en Google Maps como el «Palacio de las ratas», después de que usuarios hackearan dicha aplicación.
Es sabido que el gigante tecnológico tiene un servicio de geolocalización en su plataforma web, donde muestra los sitios y lugares más emblemáticos de cada ciudad o país, como el Parlamento.
Aprovechándose de eso, ciberpiratas se habrían inmiscuido entre los algoritmos del buscador más famoso del mundo para cambiarle el nombre al Poder Legislativo, como acto de protesta.
Y esto, definitivamente, no ha pasado desapercibido entre los usuarios de redes sociales principalmente, que se debaten por el renombramiento del Congreso como «Palacio de las ratas».
Muchos internautas celebraron el cambio de nombre del Parlamento, justificándose en que «promulgan leyes pro-crimen» y señalando que algunos congresistas tendrían intenciones oscuras.
En cambio, otros usuarios lamentaron esta acción y reclamaron que se debería de respetar a las instituciones del Estado y, más aún, al segundo Poder, el Legislativo, encargado de crear las leyes.
Blanco de críticas
El Congreso de la República volvió a ser blanco de críticas ciudadanas, esta vez a través de una modificación en Google Maps. Durante horas de la mañana deL miércoles 3 de septiembre, la sede del Parlamento apareció en la aplicación de geolocalización con el polémico nombre de “Palacio de las ratas”, un cambio realizado por usuarios de la plataforma.
Google Maps es una herramienta que muestra lugares emblemáticos en cada país, como instituciones públicas, museos y espacios históricos. En este caso, la denominación del segundo poder del Estado fue alterada, generando sorpresa entre quienes consultaron la ubicación del Congreso en la plataforma digital.
El cambio de nombre no pasó desapercibido. Para muchos internautas, se trató de un acto de protesta frente al Legislativo que, según las últimas encuestas, obtuvo una desaprobación del 93% a nivel nacional. Con ello, la acción se interpretó como un reflejo del malestar social que existe en torno a la labor parlamentaria.
El descontento con el Congreso no es nuevo. Diversos analistas han señalado que la institución mantiene un nivel de confianza muy bajo, en medio de cuestionamientos por presuntos vínculos con la corrupción, falta de transparencia en su gestión y decisiones políticas consideradas impopulares por la ciudadanía.
En plataformas como X (antes Twitter), las reacciones fueron inmediatas. Una parte de los usuarios celebró la modificación, señalando que reflejaba el sentimiento ciudadano hacia un Congreso que, según ellos, legisla en favor de intereses particulares y no del bien común de la ciudadanía que sufre la creciente ola de inseguridad en la país.
Sin embargo, no todos coincidieron con esta visión. Otros usuarios lamentaron lo ocurrido y pidieron respeto hacia las instituciones del Estado. Recordaron que el Congreso es el ente encargado de elaborar las leyes y que su papel es fundamental dentro de la democracia, más allá de las críticas que puedan recibir sus integrantes.
Peruanos no confían en el Congreso
Un reciente estudio del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) reveló que el descontento ciudadano hacia el Congreso de la República es casi unánime. Según la encuesta, el 93 % de la población desaprueba el desempeño de la representación nacional, una cifra que se mantiene en niveles históricamente altos desde octubre de 2023, cuando el rechazo al Parlamento comenzó a superar el 90 %. El punto más crítico se registró en marzo de este año, cuando la desaprobación alcanzó el 95 %.
El rechazo hacia el Legislativo es transversal y se manifiesta en todos los sectores del país. En Lima Metropolitana, así como en el Perú urbano y rural, la desaprobación supera el 90 %. De igual forma, en las macrozonas norte, centro, sur y oriente, las cifras muestran un descontento mínimo de 91 %, reflejando una tendencia generalizada de crítica hacia la labor parlamentaria sin distinción geográfica.