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Dermatitis crónica enfermedad en ascenso

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La dermatitis crónica afecta hasta al 20 % de los niños en el mundo y su control requiere un enfoque clínico y familiar constante.

La piel sin lesiones también puede estar enferma. Esta es una de las principales alertas de los especialistas frente a la dermatitis crónica, especialmente en su forma más común: la dermatitis atópica infantil, una condición inflamatoria que va mucho más allá de un simple brote.

Una enfermedad prevalente que no distingue edades

La dermatitis atópica afecta aproximadamente entre el 9 % y 20 % de los niños y hasta 10 % de los adultos. Solo en 2021 se estimó que más de 72 millones de niños vivían con esta condición a nivel global. Esta enfermedad se caracteriza por brotes recurrentes, prurito intenso y lesiones visibles en zonas como el rostro, cuello, manos y codos.

Pero lo más grave no siempre es visible. Estudios recientes demuestran que incluso la piel sin lesiones aparentes presenta inflamación a nivel microscópico. Esto se debe a la infiltración de células inmunitarias y epidérmicas, que generan una respuesta exagerada ante irritantes ambientales.

Síntomas más allá de la piel

Los síntomas más comunes incluyen:

  • Picor intenso que desencadena el ciclo de “picor-rascado”.
  • Xerosis (sequedad extrema).
  • Lesiones pruriginosas que afectan el sueño, la concentración y el bienestar emocional.

Además, esta condición se asocia con comorbilidades alérgicas, como el asma y la rinitis alérgica, lo que agrava aún más la calidad de vida de los pacientes.

Mecanismos biológicos y daño invisible

Investigaciones en modelos murinos y cultivos de piel humana han revelado que la inflamación liderada por células Th2 deteriora la barrera cutánea y promueve la aparición de lesiones severas. A esto se suma la liberación de neuromediadores que aumentan el número de fibras nerviosas en la epidermis, potenciando el prurito.

Incluso el daño en la capa córnea —la más externa de la piel— puede desencadenar nuevas crisis inflamatorias, generando un círculo vicioso difícil de romper si no se interviene adecuadamente.

Recomendaciones clínicas para un manejo integral

El abordaje clínico debe ser personalizado y constante. Las recomendaciones más efectivas incluyen:

  • Hidratación diaria con emolientes para mantener la barrera cutánea.
  • Uso de corticoides tópicos durante los brotes y, en casos severos, fototerapia o medicamentos biológicos.
  • Control del entorno: evitar alérgenos, polvo, ropa sintética y jabones abrasivos.
  • Educación y acompañamiento a las familias para mejorar la adherencia al tratamiento.

Prevención y autocuidado desde casa

  • Evitar irritantes conocidos (fragancias, tejidos ásperos, detergentes fuertes).
  • Vestir con ropa de algodón y mantener uñas cortas para evitar heridas por rascado.
  • Uso de humidificadores en climas secos.
  • Baños cortos con agua tibia y secado con toques suaves, no fricción.

Un compromiso de toda la familia

La dermatitis atópica infantil no es solo un reto dermatológico, sino un desafío emocional y social para el niño y su entorno. Requiere de la implicación familiar, del apoyo escolar y del acompañamiento médico constante.

Frase final reflexiva

La piel cuenta historias que no siempre se ven. Escuchar al cuerpo, actuar a tiempo y acompañar con amor puede cambiar la vida de quienes viven con dermatitis atópica.