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Escuela de Filosofía de San Marcos censura conferencias por motivos ideológicos

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El director Dante Dávila canceló las charlas de Rafael Aita y Miklos Lukacs alegando «discursos intolerantes» pero sin presentar evidencia específica de las supuestas irregularidades

La Escuela Profesional de Filosofía de la UNMSM censuró dos conferencias programadas para julio después de que el director Dante Dávila decidiera retirar el respaldo académico. La medida afectó las charlas de Rafael Aita, conocido como Capitán Perú, y Miklos Lukacs, quien calificó la decisión como censura pura en su cuenta de X. El caso expone cómo las autoridades universitarias pueden cancelar eventos académicos sin presentar argumentos sólidos ni evidencia concreta.

Procedimiento cuestionable

El comunicado oficial alega irregularidades en el procedimiento, pero los hechos muestran otra realidad. Un estudiante de filosofía y el docente Rubén Quiroz solicitaron el auditorio el 27 de junio siguiendo los canales establecidos. La propia dirección «aceptó tramitar la solicitud ante la oficina de Comunicación e Imagen Institucional», reconociendo así la validez inicial del pedido.

El supuesto problema surgió cuando el estudiante entregó los títulos y flyers el 7 de julio «sin autorización de la Escuela». Sin embargo, esta entrega era el paso lógico después de que la dirección ya hubiera aprobado el trámite.

Censura sin fundamento

La decisión de Dante Dávila, descrito como un izquierdista liberal progresista formado en la PUCP, revela el trasfondo ideológico de la medida. El director justifica la censura alegando que Lukacs es «públicamente conocido por sus discursos intolerantes». No presenta ejemplos concretos ni especifica qué declaraciones considera problemáticas.

Esta vaguedad es característica de la censura ideológica. Las autoridades invocan conceptos amplios como «transparencia» y «valores éticos» sin demostrar cómo las conferencias los vulnerarían.

Respuesta del censurado

Miklos Lukacs respondió en su cuenta de X calificando la medida como censura. El comunicador, que dirige un programa en el canal Bethel, afirmó no tener problemas en invitar a cualquier persona y debatir sin importar las diferencias ideológicas. Su posición contrasta con la actitud de Dávila, quien prefiere impedir el debate antes que enfrentarlo.

La respuesta de Lukacs expone la contradicción fundamental: mientras él está dispuesto al intercambio de ideas, las autoridades universitarias optan por el silenciamiento.

Patrón de intolerancia progresista

El caso refleja un patrón más amplio en el ámbito académico peruano. Sectores que se proclaman defensores de la tolerancia y el pluralismo terminan siendo los más intolerantes cuando enfrentan ideas que desafían sus convicciones. La ironía es evidente: quienes critican el autoritarismo practican sus propias formas de censura.

La Universidad de San Marcos, tradicionalmente espacio de debate y confrontación intelectual, se convierte así en escenario de restricciones ideológicas. La decisión de Dávila demuestra cómo ciertos sectores progresistas han adoptado métodos autoritarios para imponer su visión del mundo.

El debate que no fue

La verdadera pérdida es para la comunidad académica. Los estudiantes se quedan sin la oportunidad de escuchar diferentes perspectivas y formar sus propios criterios. La censura previa impide el ejercicio del pensamiento crítico que supuestamente defiende la universidad.

Rafael Aita y Miklos Lukacs representan posiciones conservadoras que merecen ser debatidas, no silenciadas. La fortaleza de las ideas progresistas debería medirse en su capacidad de confrontar argumentos opuestos, no en su habilidad para evitar el debate.