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«Por Dios y por la Plata» y la vigencia del neorrealismo urbano en los hermanos Ataucuri

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«Por Dios y por la Plata», la obra incómoda de los hermanos Ataucuri que retrata la corrupción y enfrentó el silencio mediático por conveniencia política. Mientras los cuentos desnudan las miserias del poder con humor negro, muchos medios prefirieron ignorar su vigencia para no molestar a los mismos personajes que satiriza.

Por Alfonso Torres Valdivia

Los gemelos Ataucuri García, distinguidos por la alta calidad de su literatura infantil y juvenil, por lo cual merecieron el Premio Nacional de Literatura, también han demostrado que la literatura de adultos no les es ajena. Hace 15 años publicaron el libro de cuentos Por Dios y por la plata, una colección de relatos cortos que exponen un tema tan controversial como es la corrupción política. Este libro coquetea con el neorrealismo urbano, y es un claro homenaje a maestros como Enrique Congrains y Julio Ramón Ribeyro.

Sin embargo, esta obra de los hermanos Ataucuri ha sido víctima de una mordaza mediática porque a muchos personajes les cayó como agua caliente cada uno de los diez cuentos que se exponen es sus páginas. Han pasado tantos años, e increíblemente cada vez están más vigentes las historias que se desarrollan en sus páginas, por eso es genial su título: Por Dios y por la plata, que resume lo que el lector vislumbra que va a leer. Ahora, hagamos un breve análisis de este libro.

Un estilo periodístico sobrio para narrar la realidad

La formación periodística de los hermanos Ataucuri se refleja en un estilo que privilegia la intuición, el ojo clínico y la experiencia. Componen el texto con la palabra exacta y una naturalidad que invita a leer de corrido. Lejos de las descripciones épicas o el experimentalismo, construyen personajes que no muestran grandes complejidades psicológicas, pero luchan incansablemente, sin reparos ni pudor, por escapar de la pobreza que los asfixia en sus barrios.  

El presente como escenario y la democracia en cuestión

Influenciados por los grandes exponentes del realismo urbano, los diez cuentos se desarrollan en un único plano temporal: el presente. Con un mínimo de antecedentes históricos o geográficos, las comparaciones zoológicas empleadas por los Ataucuri refuerzan la precariedad en que viven sus personajes. La trama, con una estructura de crónica sencilla, busca ir más allá del mero reflejo social. La intención de los hermanos Ataucuri es desmitificar el concepto abstracto de la democracia en Perú, concibiéndola como un verbo, una acción, y no un sustantivo desempolvado cada vez que hay elecciones. Su estrategia narrativa se apoya en preguntas retóricas y repeticiones, logrando que la voz de los protagonistas emerja con autenticidad.

Humor negro y tono carnavalesco para denunciar la política

Un elemento distintivo en estos relatos es el humor negro, que se convierte en un pilar estético fundamental. Este humor, cercano al gris y envuelto en un tono carnavalesco, es el vehículo elegido por los hermanos Ataucuri para abordar y denunciar la controversial problemática de una política peruana empachada de corrupción, especialmente en las últimas tres décadas. Así, el lector puede conocer desde la mirada de los personajes de cada cuento el drama que destruye al país.

Por Dios y por la plata: El poder de lo trágico en lo cómico

De la decena de cuentos que incluye esta obra, «La doctorcita» y «Culito» destacan por su brillantez. Estos relatos logran equilibrar una tierna tristeza y un cálido humor con una fría selección de detalles y una observación casi entomológica. En «La doctorcita», el argumento es simple: una mujer de un comedor popular ve en la política una oportunidad de salir de la pobreza. Calculadora y previsora, asciende hasta convertirse en Ministra de Educación. Sin embargo, su final es grotesco y cómico, revelando la hipocresía del adalid anticorrupción que ella respaldaba.

Lo notable de «Culito» reside en la capacidad de los Ataucuri para transformar lo cómico en trágico. El protagonista, un hombre de escasos estudios, ofrece una reflexión contundente sobre la condición humana en Perú, una niñez desamparada forja un adulto sin freno social. Una frase en otra de las historias es contundente: «Creo que en este país a veces no vale ser muy estudioso, hermana. Los muchachos terminan comunistas y luego desempleados». Esta amarga verdad, expresada por una mujer simplona, ilumina la cruda realidad de que, en un país envilecido, la educación y los valores morales no siempre son el camino al éxito. El libro plantea una crítica mordaz: los cínicos triunfan, mientras que la honestidad es admirada, pero a menudo despreciada.

Una lectura lenta para disfrutar del placer narrativo

Por lo seductores que son los cuentos de los hermanos Ataucuri, podemos saborear cada historia con un placer exquisito. Una lectura lenta de este libro es un goce que, al igual que el caviar de los Zares, debe ser degustado con una cucharita de té, de a poquitos sabe mejor. Hoy más que nunca se hace necesario tenerlo en casa.

Alfonso Torres Valdivia. Escritor y profesor de literatura. Ganador del Concurso Nacional de Educación Horacio y del Concurso Julio Ramón Ribeyro del BCR, ambos en novela corta.