Fabiola Caicedo, de 19 años, fue identificada por un tatuaje. Su caso ahora es investigado como trata de personas por la Dirincri.
El cuerpo mutilado hallado el 9 de junio en la planta de tratamiento de agua potable La Atarjea ha sido identificado como Fabiola Alejandra Caicedo Piña, una joven venezolana de 19 años. La Policía Nacional inició el caso como un homicidio, pero luego lo derivó a la unidad especializada en trata de personas, ante la sospecha de que redes criminales estén involucradas.
El hallazgo en La Atarjea
El descubrimiento ocurrió durante una inspección rutinaria en la planta de Sedapal, ubicada en El Agustino. Trabajadores encontraron fragmentos humanos atrapados en las rejillas de captación de agua y alertaron de inmediato a la Policía. Al lugar llegaron efectivos de la Unidad de Operaciones Especiales de Auxilio y Rescate, agentes del Departamento de Investigación Criminal (Depincri) y representantes del Ministerio Público.
Durante la recuperación del cuerpo, los peritos identificaron tatuajes visibles que fueron claves para confirmar la identidad de la víctima. En el pecho, Fabiola tenía una frase en inglés: “Love me for what I am” (“quiéreme por lo que soy”), acompañada del dibujo de una flor de loto. En la espalda, el nombre “Paula Sophia” y el número “121215” sirvieron como otro punto de referencia fundamental. Esta información permitió que un familiar se acercara a la Dirincri para confirmar su identidad.

Posible caso de trata de personas
Con la confirmación de la identidad, la investigación asumida por el área de trata de personas. Según la Policía Nacional, el asesinato de Fabiola Caicedo podría estar relacionado con el crimen de Rubí, una trabajadora sexual transexual asesinada en febrero de 2023, también vinculado a redes de tráfico de personas.
La conexión entre ambos casos refuerza las sospechas de que detrás de estos asesinatos hay estructuras criminales que operan en la explotación de mujeres y personas LGTBIQ+.
Comunidad en alerta
El crimen ha generado conmoción en la comunidad de El Agustino. Vecinos expresaron su indignación y temor ante lo sucedido. “Es algo fuera de serie, un caos lo que está pasando aquí. Hay mucha inseguridad y esto lo confirma”, declaró un residente. Otra vecina manifestó su preocupación por la seguridad de sus hijos que cruzan a diario por la zona.
Una muerte que evidencia la desprotección
La brutalidad del caso y su contexto exponen la situación de vulnerabilidad que enfrentan mujeres migrantes jóvenes como Fabiola. La falta de políticas de protección efectivas, la presencia de redes de trata y la impunidad convierten estas muertes en crímenes sistemáticos. Mientras tanto, las investigaciones continúan y se espera que la Dirincri profundice en la ruta criminal que terminó con la vida de esta joven de 19 años.