El expresidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK), de 86 años, acusa al sistema de justicia de arbitrariedad tras ser retenido en el aeropuerto y vetado por 18 meses. Fiscalía insiste en riesgo de fuga, pero su defensa habla de «venganza política».
Pedro Pablo Kuczynski (PPK) enfrenta su batalla más personal contra el Estado peruano. El Poder Judicial le impidió salir del país por 18 meses, pese a que no tenía restricciones vigentes cuando intentó viajar a EE.UU. para tratarse el corazón y ver a su esposa tras siete años de separación. «Quiero morir en dignidad, no acorralado como un perro», declaró el exmandatario, quien acumula siete años de investigaciones por corrupción sin sentencia firme. La jueza Margarita Salcedo avaló el pedido fiscal basándose en un «riesgo de fuga», pero su abogado, Julio Midolo, denuncia irregularidades: la audiencia se adelantó sin notificación oportuna y se realizó un domingo, día no laborable.
El intento de viaje que desató la crisis
El 7 de junio, PPK llegó al aeropuerto Jorge Chávez con un plan médico y familiar claro: revisión cardíaca en Miami y reunión con su esposa Nancy Lange en Wisconsin. Pero Migraciones lo detuvo pese a que, según su defensa, no existía alerta migratoria vigente desde el 29 de mayo. «Me retuvieron como si fuera un fugitivo. Solo tengo propiedades en Perú», afirmó.
La Fiscalía reaccionó rápido. Adelantó la audiencia —originalmente programada para el lunes 9— al domingo 8, argumentando que el intento de viaje confirmaba el «peligro procesal». La jueza Salcedo redujo de 36 a 18 meses el impedimento solicitado, pero Midolo insistió en la ilegalidad: «Nos notificaron 90 minutos antes. ¿Dónde está el debido proceso?».
Salud vs. justicia: Un hombre al límite
Kuczynski no esconde su deterioro físico y emocional. A sus 86 años, sufre arritmias cardíacas y depresión. «La edad no perdona. Estos golpes psicológicos me afectan el corazón», confesó. En junio, estuvo internado en la Clínica Angloamericana por un procedimiento de cardioversión eléctrica. Aunque autorizó a la Fiscalía a revisar sus historiales médicos, la justicia priorizó el argumento de «riesgo de fuga» sobre su derecho a tratamiento.
Su soledad agrava el cuadro. Vive recluido en Lima, alejado de su familia, y admite que ya no toca el piano por su estado anímico. «Vendo mis propiedades para pagar abogados. Pronto no me quedará nada», lamentó. La medida judicial no solo le impide viajar: profundiza su aislamiento en un proceso que él califica de «condena sin juicio».
Las sombras del caso Odebrecht
El impedimento de salida se enmarca en la investigación por presuntos aportes irregulares de $100,000 a su campaña de 2016, provenientes de la empresa CASA —vinculada al «Club de la Construcción»—. La Fiscalía alega que usó el método del pitufeo (depósitos fraccionados) para ocultar el dinero. PPK niega los cargos: «Esos supuestos delitos son de hace 20 años. No manejé la contabilidad de campaña».
Pero el historial judicial pesa. En 2023, la Fiscalía pidió 35 años de cárcel por lavado de activos en el caso Odebrecht, acusándolo de recibir $12 millones en sobornos. Su abogado desestimó la acusación: «No hay pruebas». Sin embargo, el estigma persiste: PPK renunció a la presidencia en 2018 por este escándalo, y hoy es uno de los cinco expresidentes peruanos enredados en procesos de corrupción.
La defensa contraataca
Midolo presentó una denuncia constitucional contra el premier Eduardo Arana, acusándolo de presionar al Poder Judicial. «Hubo llamadas sospechosas antes de la audiencia», afirmó. También cuestionó a la jueza Salcedo: «Declaró caducadas las restricciones el 29 de mayo, pero luego las reinstaló sin fundamento». El abogado anunció un habeas corpus y apelación, tildando el fallo de «persecución política».
Salcedo defendió su decisión: «El intento de viaje prueba el riesgo de fuga». Pero críticos como Salvador del Solar, exjefe de Gabinete, calificaron la medida de «excesiva»: «Es una condena sin acusación. PPK ya cumplió siete años de investigación».
La jueza Salcedo elevó el caso a la Sala Penal de Apelaciones, pero la batalla recién comienza. PPK, mientras tanto, resume su drama en una frase: «No le temo a la muerte, pero sí a morir humillado por un sistema que ya me condenó sin pruebas».