Turista murió en un albergue de Alto Nanay, Loreto, tras ingerir ayahuasca sin informar que tomaba antibióticos. Autoridades investigan el caso.
Un turista estadounidense murió en un albergue de Alto Nanay, Iquitos, luego de participar en una sesión de ayahuasca sin informar que tomaba antibióticos. El ritual, ofrecido por el centro La Casa de Guillermo ICONA, terminó con la muerte del ciudadano Aarón Wayne Castronova, de 41 años, por falla multiorgánica. Autoridades forenses confirmaron que la bebida alucinógena provocó un cuadro inflamatorio grave. El cuerpo aún no ha sido reclamado. La Cámara de Turismo de Loreto pidió mayor fiscalización ante la proliferación de ceremonias no reguladas.
Muerte en la selva: ritual sin control
Aarón Wayne Castronova, turista de 41 años originario de Alabama, Estados Unidos, murió en la comunidad de Santa María de Ojeda, distrito de Alto Nanay, a cinco horas en bote desde Iquitos. La causa: una sesión de ayahuasca en el albergue La Casa de Guillermo ICONA.
Según los encargados del refugio, Castronova no advirtió que estaba bajo tratamiento con antibióticos, lo que pudo haber potenciado una reacción inflamatoria severa. Ingerir ayahuasca en estas condiciones fue fatal. “Es un problema de tipo inflamatorio que algunas veces el ayahuasca puede producir”, explicó el doctor Narciso López, coordinador del Área de Medicina Legal del Ministerio Público. La necropsia reveló una falla multiorgánica, con presencia de derrame pleural y pancreatitis aguda.
La víctima no logró ser evacuada a tiempo. Murió en el mismo albergue. Tras el deceso, fue trasladado por río hasta el puerto de Bellavista Nanay y luego a la morgue central de Iquitos, donde permanece sin ser reclamado. Ningún familiar se ha acercado hasta ahora, ni se ha comunicado con autoridades locales. La embajada de Estados Unidos ha sido alertada.
Ayahuasca sin regulación, turistas sin protección
La presidenta de la Cámara de Turismo de Loreto advirtió que muchos centros que ofrecen ceremonias de ayahuasca lo hacen sin informar de los riesgos ni pedir antecedentes médicos a los participantes. “Estos rituales están siendo promovidos por operadores sin preparación ni ética”, afirmó.
El caso de Castronova no es el primero. Otros turistas también han muerto en circunstancias similares. El turismo espiritual se ha convertido en una industria informal en la región. En Iquitos, es posible comprar ayahuasca ya embotellada en la calle, a precios bajos y sin ninguna garantía. Se ha perdido el sentido ceremonial tradicional. A cambio, se impone una oferta comercial, riesgosa y desregulada.
Turismo espiritual y responsabilidad del Estado
El auge del llamado “turismo chamánico” ha atraído a miles de visitantes a la Amazonía peruana, en busca de “sanación espiritual” o “expansión de conciencia”. Sin embargo, la falta de regulación estatal y protocolos básicos ha generado una situación peligrosa. Muchas veces, los turistas llegan sin conocer los efectos adversos, ocultan enfermedades, o combinan la ayahuasca con medicamentos incompatibles, como antibióticos o antidepresivos.
La comunidad local y el Ministerio Público han insistido en que debe exigirse información médica completa antes de cualquier ritual. Las autoridades forenses recuerdan que no se trata de una práctica inofensiva, y que su uso fuera de contexto puede ser letal.
Llamado de alerta
Este nuevo caso revive la urgencia de controlar las prácticas que se ofrecen a los visitantes en nombre de la tradición. La muerte de un turista no puede tratarse como un accidente inevitable. El Estado debe intervenir, regular, fiscalizar y proteger tanto a los viajeros como a la propia cultura amazónica, muchas veces distorsionada por intereses comerciales. La falta de protocolos, la desinformación y la negligencia están cobrando vidas.