Huaico en Anco, Ayacucho, arrastró un vehículo con seis personas. Las intensas lluvias provocaron la tragedia en plena carretera.
La caída de un huaico en el distrito de Anco, provincia de La Mar, en la región Ayacucho, dejó seis muertos luego de que toneladas de barro y agua arrastraran una camioneta hacia un abismo de más de 100 metros. Las víctimas viajaban desde Monterrico rumbo a Ayacucho cuando las intensas lluvias activaron un deslizamiento que sepultó el vehículo. Tras varias horas, los equipos de rescate hallaron los cuerpos sin vida en la catarata Ispaq. Las autoridades locales aún no restablecen la vía ni cuentan con maquinaria adecuada, mientras las comunidades afectadas permanecen incomunicadas.
Seis vidas perdidas en minutos
La madrugada del domingo 1 de junio, una camioneta que transitaba entre los distritos de Anco y Llochegua, en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), fue arrastrada por un huaico a la altura del sector Ispacc. Las lluvias torrenciales provocaron un deslizamiento que sepultó el vehículo y lo arrastró hacia un abismo de más de 100 metros.
El Frente Policial Vraem confirmó que el vehículo era conducido por Carlos Rafael Delzon (65). Lo acompañaron amigos y familiares, todos fallecidos en el accidente. Entre ellos, Anfiloquio Huaranccay Guillén (54), director de la I.E. San Martín de Unión Progreso; su esposa Dionicia Yaranga Quispe (50); Celestina Maura Ninasaume Bohórquez (50) y su hijo Yerson Rafael Ninasaume (12); Artemio Rafael Deza (50) y Wilber Meléndez Yaranga (65), exmiembro de la Policía Nacional.
Rescate tardío y vías destruidas
El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas informó que el vehículo fue ubicado en la catarata Ispaq gracias a los esfuerzos de las brigadas del Comando Especial Vraem, la Policía Nacional, el Ejército, el Cuerpo de Bomberos, personal de la municipalidad distrital de Anco y pobladores. A pesar del trabajo conjunto, no hubo sobrevivientes.
El Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) indicó que el deslizamiento se produjo a las 5:30 a. m. del domingo, afectando también la vía Chiquintira-Cajadela. Tres tramos de la carretera fueron totalmente destruidos, dejando incomunicadas a varias comunidades.
Reacción estatal y apoyo insuficiente
La Dirección Regional de Salud (Diresa) envió brigadas médicas y los hospitales de San Miguel y Ayacucho entraron en alerta. Sin embargo, el acceso al área sigue siendo limitado. La Subgerencia de Defensa Civil coordina el envío de combustible y maquinaria pesada, pero los trabajos avanzan lentamente por la magnitud del desastre y la precariedad de los recursos.
Desde el distrito de Río Magdalena, el alcalde Luis Herminio Huaman Juscamayta pidió apoyo urgente al COEN. Pese a ello, los vecinos continúan removiendo lodo con herramientas rudimentarias y sin equipos adecuados.
Una tragedia recurrente en el abandono
Mientras las lluvias continúan y las vías siguen colapsadas, la emergencia en Anco pone en evidencia la vulnerabilidad histórica del Vraem. Las familias viajaban en una ruta expuesta al deslizamiento sin contar con advertencias ni infraestructura segura. El huaico, como en muchas otras zonas del país, no sólo arrastró vidas, sino también la respuesta tardía de un Estado ausente.