Los ex primeros ministros Ántero Flores-Aráoz y Óscar Valdés desmienten uso de recursos estatales para banquetes o deliverys durante sus gestiones. Afirman que las reuniones se mantuvieron con alimentación básica y gastos sociales asumidos por los propios ministros.
Durante sus gestiones, los ex primeros ministros Ántero Flores-Aráoz y Óscar Valdés aseguran que los Consejos de Ministros no incluyeron comidas lujosas, servicios de delivery ni celebraciones financiadas con fondos públicos. Ambos coincidieron en que la alimentación era compartida, sencilla y en ningún caso se desviaron partidas estatales para caprichos o agasajos.
«Comida de la paila, nada de exquisiteces»
Flores-Aráoz detalló que, cuando las reuniones se extendían más allá del mediodía, los ministros comían lo mismo que el personal de Palacio: «Comida casera, de la paila. Eso era lo normal, nadie iba con lonchera». Aclaró que incluso con visitas extranjeras, las cenas especiales las preparaban los cocineros de Palacio, sin menús excepcionales. «El que quería exquisiteces se iba a comer a la calle y con su plata», remarcó. Sobre posibles excepciones en la Residencia Presidencial, fue categórico: «Nunca me invitaron, no lo sé».
Refrigerios, no banquetes
Por su parte, Óscar Valdés confirmó que en sus reuniones no había almuerzos formales, sino refrigerios básicos: «Unos sanguchitos triples, café y jugos». Estos, explicó, formaban parte del presupuesto general para alimentar al personal y custodios de Palacio, no a un gasto exclusivo del Consejo. «No se almorzaba allí, no había cena», insistió.
Gastos sociales: «Cada uno ponía de su bolsillo»
Valdés enfatizó que las reuniones sociales, como cumpleaños, se financiaban con aportes individuales: «Cada uno pagaba con la suya». Negó rotundamente la existencia de partidas para agasajos: «No hay presupuesto para chifa, pollo a la brasa o tortas. Eso quizá lo tiene la Cancillería, pero no el Consejo». Flores-Aráoz respaldó esta postura, recordando que, en su época, tampoco hubo «exquisiteces ni nada especial».
Con estas declaraciones, ambos ex primeros ministros buscan despejar dudas sobre el uso de fondos públicos en actividades internas, subrayando una gestión austera y alejada de privilegios.
