El Papa León XIV realiza su primer cambio significativo en el Vaticano, sustituyendo al cuestionado arzobispo italiano por un cardenal cercano a la línea tradicional.
León XIV ha dado su primer paso firme en el gobierno de la Iglesia: el cese del cardenal Vincenzo Paglia como Gran Canciller del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II. Lo reemplaza el cardenal Baldassare Reina, un hombre de perfil pastoral y académico. La decisión llega tras el discurso del Papa ante el Cuerpo Diplomático, donde defendió la familia «fundada sobre la unión estable entre hombre y mujer». El relevo, justificado como generacional, se interpreta como un intento de corregir el rumbo tras años de polémicas bajo Paglia.
Un legajo de controversias
Vincenzo Paglia, nombrado por Francisco en 2016, dejó una gestión marcada por el conflicto. Destituyó a profesores de teología moral alineados con la doctrina de Juan Pablo II, reemplazándolos por teólogos con enfoques más sociológicos. Pero su mayor escándalo fue el mural homoerótico que encargó en 2007 para la catedral de Terni. La obra muestra a Cristo resucitado elevando redes con cuerpos desnudos, incluido el propio Paglia.
Sus decisiones administrativas también generaron rechazo. Dejó su diócesis al borde de la quiebra. Nombró a la economista Mariana Mazzucato, abiertamente proabortista, en el Consejo de la Familia. Incluso se le recordó que los miembros de la Pontificia Academia para la Vida debían comprometerse con la defensa de la vida. Pese a todo, Francisco lo mantuvo en el cargo.
Reina: un perfil de consenso
Baldassare Reina, de 54 años, representa un cambio de estilo. Formado en la Gregoriana de Roma, su carrera combina pastoral y academia. Francisco lo creó cardenal en 2024 y en enero de 2025 lo integró al Dicasterio para el Clero. Su nombramiento restaura la tradición de que el Gran Canciller del Instituto Juan Pablo II sea también canciller de la Universidad Lateranense.
La medida ha sido bien recibida en sectores críticos con Paglia. Refuerza el mensaje de León XIV sobre la familia, aunque queda por ver si marca un giro doctrinal o solo un ajuste de imagen. Lo cierto es que el nuevo Papa no ha esperado mucho para mover sus primeras piezas.
