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El Vaticano suspende a periodista católico Alejandro Bermúdez tras agresión a colegas mujeres

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Alejandro Bermúdez, ex-miembro de la secta fascista Sodalicio de Vida Cristiana, es declarado «persona non grata» tras atacar a las periodistas Paola Ugaz y Elise Allen

El Vaticano ha tomado medidas contundentes contra un nuevo caso de violencia machista en círculos católicos ultraconservadores. Alejandro Bermúdez, exmiembro de la controvertida organización Sodalicio, ha sido expulsado definitivamente de la Sala Stampa tras agredir verbalmente a dos periodistas mujeres que investigan los abusos de esta secta fascistoide infiltrada en la Iglesia.

Agresión de Bermúdez desenmascarada

José Enrique Escardó, valiente primer denunciante del Sodalicio, expuso claramente los hechos en su perfil de X: «Anteayer, el matón Alejandro Bermúdez, exmiembro del Sodalicio expulsado de la secta suprimida por el papa Francisco, agredió verbalmente a dos mujeres periodistas en la Sala Stampa (sala de prensa) del Vaticano. Ambas presentaron denuncias contra él y, revisado el caso por las autoridades vaticanas, ha sido declarado ‘persona non grata’ y su acreditación de prensa se ha suspendido de manera permanente. He ahí, conservadores pro-Sodalicio, a su ejemplo de periodista católico».

El incidente ocurrió el 15 de mayo cuando Bermúdez, ya conocido por sus métodos intimidatorios contra críticos del Sodalicio, atacó verbalmente a las periodistas Paola Ugaz y Elise Allen. Las víctimas no dudaron en presentar denuncias formales ante la Gendarmería de la Santa Sede y la Sala Stampa, exponiendo el matoneo ejercido por Bermúdez, a quien el Papa Francisco ya había expulsado anteriormente por mala praxis periodística.

En foto, del X de Elise Allen, aparece ella junto a la periodista Paola Ugaz, ambas agredidas por Alejandro Bermúdez. Están acompañadas del también periodista Pedro Salinas y el entonces cardenal Prevost, hoy León XIV

El agresor intenta justificarse

Como suele ocurrir con los agresores, Bermúdez niega los hechos y se presenta como víctima. En sus redes sociales afirma: «La agresión verbal nunca ocurrió y soy una vez más víctima de difamaciones». Empero, Bermúdez es bastante conocido en el medio católico como una persona violenta y pedante.

Según su inverosímil versión, simplemente encontró a Ugaz y Allen «dando una entrevista más en contra del Sodalicio» e hizo «un comentario ligero diciendo ‘yo soy el acusado'». Sostiene que con Ugaz no intercambiaron palabra y que con Allen solo le dijo que «estaba sinceramente rezando por la salud de su esposo». Cuando ella le respondió que «no le creía», él le contestó con agresividad que «ese era problema suyo, no mío».

En un intento desesperado por eludir su responsabilidad, Bermúdez exige: «Que presenten pruebas de la supuesta ‘agresión’. Yo tengo una testigo: una colega norteamericana que me acompañó durante todo ese tiempo. Pienso presentar una contradenuncia a la Sala Stampa para que impidan que Ugaz use este espacio para difundir difamaciones». Sin embargo, Bermúdez no ha podido probar nada.

Victoria contra la intimidación ultraconservadora

Este caso marca una victoria importante contra las tácticas de intimidación empleadas por círculos ultraderechistas católicos. Bermúdez, desde hoy sin acceso a la Sala Stampa, ejemplifica el comportamiento violento que organizaciones como el Sodalicio han permitido y fomentado durante años.

La decisión de las autoridades vaticanas respalda la lucha del Papa Francisco contra las sectas fascistas que intentan secuestrar el mensaje evangélico, y supone un paso más tras la supresión definitiva del Sodalicio. El pontífice continúa así la labor iniciada por León XIV en defensa de una Iglesia libre de violencia y autoritarismo.

Foto composición extraída del X de Escardó