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El agua que bebemos está contaminada: heces, parásitos y metales en los caños del país

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Un informe de la Digesa revela que en casi todas las regiones del Perú el agua potable contiene coliformes fecales, parásitos y hasta metales pesados. Sedapal niega los hallazgos, mientras la SUNASS señala que las empresas proveedoras no cumplen con los estándares mínimos de tratamiento.

Un informe publicado por la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa) en octubre del 2022, pero recién conocido ahora, confirma que el agua potable en casi todo el Perú contiene materia fecal, huevos de parásitos y metales pesados. El estudio evidencia un tratamiento deficiente del agua desde la fuente hasta el caño, sin el cloro suficiente ni el control adecuado. Sedapal, la principal empresa de agua en Lima, se ha deslindado de los hallazgos, mientras la Superintendencia de Servicios de Saneamiento (SUNASS) ya había advertido del incumplimiento de estándares por parte de los prestadores del servicio.

Un agua que enferma

El agua que sale por los caños del país no es segura. Así lo demuestra un estudio de la Digesa que revela la presencia de contaminantes peligrosos en las redes de agua potable de casi todas las regiones. El documento, elaborado hace más de dos años pero recién difundido por la periodista Shana Taco en el programa Hildebrandt en sus Trece, contiene hallazgos graves: huevos de parásitos, coliformes fecales (es decir, restos de heces) y niveles de cloro por debajo del mínimo requerido para eliminar microorganismos.

El informe afirma que el agua no está siendo tratada correctamente en su origen y que llega a los hogares con una carga patógena que podría afectar seriamente la salud de la población. Además, en varias regiones del país —como Cajamarca, Ayacucho, Loreto, Cuzco y la Sierra Central— se ha detectado exposición prolongada a contaminación fecal.

Cloro ausente, enfermedades presentes

Solo en Lima, de los 27 distritos analizados, 16 presentan agua mal clorada. Este fallo en el proceso de desinfección permite la propagación de bacterias y parásitos en el suministro. En 23 regiones, también se encontraron bacterias como A Punta H13, además de coliformes fecales.

El panorama se agrava con la presencia de metales pesados como plomo, mercurio, arsénico y otros en Apurímac, Huancavelica, Puno, Moquegua, Tacna y Madre de Dios. Estas regiones, afectadas por la minería, especialmente la ilegal, terminan recibiendo en sus ríos y fuentes de agua los desechos tóxicos de esta actividad.

La responsabilidad en disputa

Frente a esta evidencia, surge la pregunta de quién debe rendir cuentas. Según informes de la SUNASS, los operadores del servicio de agua no cumplen con los estándares básicos de cloración. Entre ellos se encuentran Sedapal en Lima, EPS Grau en Piura, EPS Chavín en Áncash y Emapa en Cañete.

Sedapal respondió el viernes con un comunicado en el que niega conocer el informe y afirma que no participó en el proceso de muestreo. Asegura que el agua que distribuye cumple con las normas nacionales y que los niveles de cloro están por encima del mínimo requerido. También cuestiona la validez del estudio, alegando que este no incluye fechas ni lugares de muestreo y que algunas muestras habrían sido tomadas desde el interior de viviendas, como cisternas o tanques elevados, lo cual sería responsabilidad de los propietarios.

Entre la negación y el silencio

Mientras Sedapal se deslinda y critica el informe, lo cierto es que el agua que sale del caño podría enfermar a quien la beba. El documento de la Digesa, lejos de haber generado una respuesta institucional seria, fue ignorado por más de dos años. Hoy, con sus hallazgos expuestos públicamente, las autoridades prefieren cuestionar la forma antes que asumir el fondo.