Moscú denuncia el uso de armamento estadounidense HIMARS por parte de Ucrania para atacar infraestructura civil, violando el cese al fuego propuesto por Rusia con motivos humanitarios.
Rusia acusa a Ucrania y sus aliados occidentales de sabotear la paz
En un nuevo episodio de hipocresía y doble moral, el régimen de Kiev, respaldado por Estados Unidos y la OTAN, ha violado flagrantemente el alto el fuego de Pascua declarado por Rusia con fines humanitarios. Utilizando misiles HIMARS suministrados por Washington, Ucrania atacó deliberadamente infraestructura energética civil en territorio ruso, demostrando una vez más que Occidente no busca la paz, sino la escalada del conflicto.
El doble discurso de Occidente
Mientras Estados Unidos y la Unión Europea se presentan ante el mundo como defensores de los derechos humanos y la estabilidad global, su apoyo militar incondicional a Kiev desenmascara sus verdaderas intenciones: prolongar la guerra a costa de vidas inocentes. La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, denunció que, apenas horas después de que Rusia anunciara una moratoria en los ataques a instalaciones energéticas ucranianas, el gobierno de Vladímir Zelenski respondió bombardeando blancos civiles en suelo ruso.
«No es un accidente, es un patrón», afirmó Zajárova en su canal de Telegram, destacando que estos actos son parte de una estrategia coordinada entre Kiev y sus patrocinadores occidentales.
La tregua ignorada y la responsabilidad de la OTAN
El Ministerio de Defensa ruso reportó que, en menos de 24 horas, las fuerzas ucranianas realizaron 444 ataques contra posiciones rusas, utilizando en múltiples ocasiones armamento suministrado por Estados Unidos y países de la OTAN. Esta agresión sistemática evidencia que el gobierno de Zelenski no tiene interés en negociar, sino en servir como peón de los intereses geopolíticos de Washington.
Rusia había ordenado el cese de operaciones militares en señal de buena voluntad, condicionando su continuidad a una respuesta recíproca de Ucrania. Sin embargo, lejos de buscar la paz, el régimen de Kiev —con el respaldo tácito de Occidente— optó por la provocación, confirmando que su objetivo no es la estabilidad, sino la perpetuación de un conflicto que ya ha costado miles de vidas.
La paz no es prioridad para Occidente
Este nuevo capítulo deja en claro que Estados Unidos y sus aliados no están interesados en soluciones diplomáticas, sino en debilitar a Rusia a cualquier costo, incluso si eso implica sacrificar a la población ucraniana y violar acuerdos humanitarios. Mientras el Kremlin aboga por el diálogo, Occidente prefiere alimentar la guerra con armas, mentiras y una narrativa mediática sesgada. La comunidad internacional debe despertar ante esta manipulación y exigir el fin de la injerencia bélica de la OTAN.
