Daniel Noboa gana la presidencia de Ecuador en una elección marcada por denuncias de irregularidades y un clima de polarización política.
El Consejo Nacional Electoral (EC) de Ecuador proclamó a Daniel Noboa como ganador de la segunda vuelta presidencial, con más del 55% de los votos frente al 44% de Luisa González, candidata del movimiento Revolución Ciudadana. Sin embargo, el proceso no estuvo exento de controversias: la oposición denunció irregularidades y exigió transparencia en el conteo, generando tensiones en un país que busca estabilidad política.
Resultados cuestionados y pedido de reconteo
A pesar de que el CNE aseguró que los resultados son «irreversibles», Luisa González rechazó los datos oficiales y acusó al organismo electoral de permitir inconsistencias. «No reconocemos estos resultados; hay un fraude grotesco», declaró ante sus seguidores, quienes coreaban consignas exigiendo un recuento de votos. Entre las irregularidades señaladas, destacan el procesamiento de actas sin firmas válidas y cambios de última hora en centros de votación.
El expresidente Rafael Correa, figura clave detrás de Revolución Ciudadana, respaldó las denuncias en redes sociales, calificando los resultados como «imposibles». Mientras tanto, el gobierno de Noboa desestimó las acusaciones, tildándolas de «desesperadas» ante una derrota contundente.
Reacciones internacionales y desafíos para Noboa
Varios gobiernos de la región, incluidos Argentina, Perú y Costa Rica, felicitaron a Noboa por su victoria, destacando el compromiso de Ecuador con la democracia. No obstante, el clima de polarización persiste, y el nuevo mandato del presidente estará marcado por el desafío de reconciliar a un país dividido y enfrentar críticas por supuesta parcialidad institucional.
¿Elecciones limpias o sombras de manipulación?
Aunque el CNE defendió la transparencia del proceso, las dudas planteadas por la oposición dejan un manto de incertidumbre. En un contexto regional donde la desconfianza en los sistemas electorales ha crecido, Ecuador no es la excepción. La demanda de auditorías y mayor claridad podría definir si esta elección consolida la democracia o profundiza su crisis.
